Por tus caminos
El anuncio de la pasión y muerte no sólo afecta al enviado de Dios sino también a la propia condición humana. Pero el Señor, en esa propia condición, ha vencido a la muerte y ha abierto un camino de esperanza hacia la vida plena, feliz y eterna. No existe otra alternativa.
La fe en la resurrección modifica la forma como acogemos las micromuertes diarias. La vida nos lleva a la entrega. Podemos calcular y medir nuestro darnos, o podemos activar la generosidad y la gratuidad. Dar la vida no es con hechos heroicos, sino en el amor y pasión que ponemos en lo que vivimos. Resucitar es dar con alegría.
Danos, Señor, un corazón comprensivo como el tuyo, capaz de escuchar y de abrirse a los hermanos, para compartir con ellos las penas y alegrías.
No debemos tener privilegio por ser seguidores de Jesús. Estamos llamados a ser discípulos en medio del pueblo, tenemos el compromiso de transformar con los otros. Ser creyente no nos da privilegios, nos empuja a transformar la sociedad, a implicarnos en ello.
El impuesto de las dos dracmas es una llamada a la justicia social. Jesús le pide a Pedro que pague. Como ciudadanos debemos contribuir con impuestos al bien común. Ser solidarios y exigir condiciones de igualdad para todos sin que nadie defraude ni se aproveche
Por
los caminos del mundo
Tú has pasado diciendo la verdad.
Por los caminos de la tierra
Tú has sido peregrino y mensajero del Padre.
Por los caminos de la historia
Tú has estado atento a los signos de los tiempos.
Por los caminos de los pobres
Tú has hecho la voluntad del Padre.
Por los caminos de Dios
Tú has ido al encuentro de todos,
hijos y marginados.
Por los caminos de la periferia
Tú has anunciado la Buena Noticia.
Por los caminos de los hermanos
Tú has hecho el camino hacia el Padre.
Por los caminos de la vida
Tú mismo has hecho tu propio camino.
Por tus caminos, llévame, Señor.
Florentino Ulibarri
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