Acércate a Jesús con confianza en tu corazón




“Me da lástima de esta gente; 
llevan ya tres días conmigo 
y no tienen qué comer” 
(Mc 8,2)  


Ante una situación problemática lo mejor es despedir al personal 
y evitarse problemas. 
Jesús no lo ve así. 
Multiplica lo poco que tiene y, cuando la gente está saciada, 
la manda a sus casas
Este evangelio es el misterio de la caridad cristiana. 
No se trata de acumular y después dar algo; 
se trata de compartir lo que se tiene 
y por puro don de Dios nunca falta.

Señor: que sepa ver el hambre del mundo.
Señor: que me duelan las entrañas al ver tanta hambre.
Señor: que sepa compartir mis “siete” panes.
Señor: te dejo que luego tú hagas el milagro.



Jesús se conmueve al ver a la gente, 
que se ha echado al camino y va detrás de Él, 
necesitada de pan, verdad, cariño y dignidad. 
Sus palabras llenas de vida, de ternura, 
de consuelo han despertado el entusiasmo de las gentes. 
A todos les han entrado ganas de vivir, 
de seguir a ese hombre, 
que tiene un lenguaje nuevo.  



Acércate a Jesús, 
no lleves nada en las manos, 
sólo confianza en tu corazón.  


En la advocación de la Virgen de Lourdes pedimos al «Dios misericordioso, que remedie con el amparo del cielo nuestro desvalimiento». 
Desvalimiento que se manifestó en aquella joven Benardita Soubirous (1844-1879) ante la gruta de Massabielle: 
«Cuando la vi, me froté los ojos, creyendo que estaba alucinando». 
 Después de estos hechos, sencillos, 
Lourdes se ha convertido en un centro de fe y de oración, y un milagro constante de atención a los enfermos.
 
 - Santa María de Lourdes, ruega por nosotros.

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