Señor, hazme según tu corazón.





Este pueblo me honra con los labios, 
pero su corazón está lejos de mí” 
(Mc 7,6)  


Jesús echa en cara a los fariseos el haber reducido la relación con Dios a una lista interminable de preceptos. 
Un Dios temible e inalcanzable. 
Un Dios al que mejor no acercarse demasiado.  

Cuando Dios deja de sentarse a la mesa con nosotros y
 deja de partimos el pan, 
sencillamente adoramos a un dios que no es el de Jesucristo.


Dios te ama con ternura y permanece cerca de ti


- Señor, hazme según tu corazón.


¡Qué lejos están a veces las palabras del corazón! 
Convendría callar, mientras nace una palabra nueva. 
Para que haya fuentes en el desierto tiene que haber pozos escondidos en la montaña. 
A Dios le agrada más tu verdad aunque sea pobre, 
que tu mentira aunque sea brillante.  


¿Cuándo aprenderé a huir de las aguas estancadas, 
y a beber de tu manantial?  


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