Como un niño
“De los que son como los niños es el Reino de Dios”
(Mc 10,14)
Las cosas bellas empiezan a nacer en el corazón de un
niño.
El don de Jesús se convierte en ellos en una fuente de
gracia para todos.
Acércate a los pequeños, míralos con cariño.
Poco a poco te descubrirás tu propio rostro.
Ando buscando
tu rostro, Señor.
Y Tú te
escondes en los pequeños.
Enséñame a
recorrer los caminos de la infancia confiadamente.
• Señor, que acoja a las personas tal cual son.
Señor, delante de ti yo quiero ser sólo un pobre,
quiero despojarme, Señor, de mis pretensiones y vanidades;
también, Señor, quiero traspasar mi propia culpa
y entrar a tu casa desnudo,
meterme en tu corazón como un niño.
Quiero mirarte a los ojos suplicándote
confiadamente.
Quiero, Señor, y deseo apoyarme sólo en tu amor,
descansar en tu amor
y llenarme de la alegría de haber hallado tu amor.
Tu amor es la casa que me tienes preparada;
he sentido tu invitación
y entro en ella sin que me avergüence mi pecado;
sólo deseo habitar en tu casa todos los días de mi vida.
Tú nunca me vas a echar,
sólo me pides que crea en tu amor,
que me atreva a vivir en tu amor,
Que nunca me falten la humildad y la confianza de los niños;
para que el orgullo y los desengaños nunca me separen de ti
y pueda amarte con todo el corazón
y compartir tu amor con los más pequeños. Amén.
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