Tiempo de dar frutos
«Os digo que se os
quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus
frutos» (Mt 21, 33-43. 45-46.)
Cuando nos creemos propietarios y no administradores.
Cuando hacemos de Dios un objeto. Cuando buscamos acabar con quien impide
nuestras metas. Entonces dejaremos de ser personas, hermanos y cristianos.
No matemos 'al heredero', él ha muerto por nosotros y nos
ha hecho herederos de una salvación regalada que tenemos que agradecer cada
día. El egoísmo mata, la generosidad y el agradecimiento son dadores de vida y
de sentido
También hoy el Señor nos envía mensajeros –personas y
acontecimientos– para llamarnos a la conversión. Pidamos el don de su Espíritu,
para discernir y reconocer su Presencia, escondida, pero eficaz y liberadora,
en medio de nosotros.
El Evangelio te plantea un radical estilo de vida. ¿ Y
tú, lo aceptas o lo ignoras?
Amor tan golpeado
Hasta tus sentidos llega
el dolor humano,
por tus venas y tus sueños
se adentra en tu corazón
y ahí busca un espacio
donde reclinar su frente.
el dolor humano,
por tus venas y tus sueños
se adentra en tu corazón
y ahí busca un espacio
donde reclinar su frente.
¡Humaredas de vida quemada,
gritos sofocados de tortura,
alaridos y estrépitos de guerra,
angustias de almohada sin testigos,
quejidos de brasa que se agota,
desiertos de soledades mudas!
gritos sofocados de tortura,
alaridos y estrépitos de guerra,
angustias de almohada sin testigos,
quejidos de brasa que se agota,
desiertos de soledades mudas!
¿Tantos siglos de dolor humano
no te han amargado el amanecer,
no han disuelto una gota de hiel
en el paladar de tu palabra,
no han lastrado con desencanto
el vuelo creador de tu Espíritu?
no te han amargado el amanecer,
no han disuelto una gota de hiel
en el paladar de tu palabra,
no han lastrado con desencanto
el vuelo creador de tu Espíritu?
Insondable Amor tan golpeado,
tú acoges cada dolor humano,
le enjugas las lágrimas,
dentro de ti lo besas, lo resucitas,
y en el hueco de nuestras llagas
tu Espíritu lo siembra de noche,
semilla de alegría, paz, ternura.
tú acoges cada dolor humano,
le enjugas las lágrimas,
dentro de ti lo besas, lo resucitas,
y en el hueco de nuestras llagas
tu Espíritu lo siembra de noche,
semilla de alegría, paz, ternura.
(Benjamín González Buelta, sj)
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