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«No tentarás al Señor, tu Dios» (Mt 4, 1-11)

La tentación nos hace encontrarnos con las zonas oscuras de nuestra humanidad. Nuestro afán de tener, de prestigio, de poder. El conocimiento ya es superación.
Descubrir que somos “destentados” en el compartir, la sencillez y la humildad.
La tentación es querer ser como dioses.
No somos dioses, somos pequeños, somos vulnerables, estamos necesitados de amor del bueno, su misericordia llena nuestra vida...
Seamos agradecidos, reconozcámosle como Señor.
En la vida vas a tener muchas tentaciones que te alejan del camino.
¡Sé fuerte!
¡Confía en la ayuda del Padre!

Nuestra vida es una batalla espiritual, por lo que debemos sacar fuerzas en el Señor y en el vigor de su gracia revistiéndonos de la Verdad como cinturón, de la Santidad como peto, de la Fe como escudo, de la Esperanza como casco, de la Palabra de Dios como espada.

GRACIAS, SEÑOR
Sin saber cómo ni por qué,
he dicho “no” a lo que me degrada.
Me prometieron ser más feliz lejos de ti
y, veo, que son más desdichados
los que de ti apartaron.
Me señalaron que, con pan, vino y dulce
no tendría necesidad de más sustento
pero, con el tiempo, he aprendido
que, el dulce empalaga,
el vino embriaga demasiado
y el pan se endurece sobre la mesa
Sólo Tú, Señor, conservas la frescura
eres algo siempre nuevo
y, en tu Eucaristía, permanentemente tierno.
¿Cómo voy a dejarte, Señor?
Ayúdame, Jesús, a combatir el buen combate
A defender mi fe y mi esperanza
A no esconder mi rostro
cuando el enemigo me pregunte
si yo tengo algo que ver contigo
Desde alguna azotea y decenas de aleros
me han insistido que puedo ser "dios" sin Dios
cuando no sé entender mi vida sin Ti
Por eso, y por mucho más,
GRACIAS, SEÑOR
Javier leoz

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