Pan partido




“Yo soy el pan vivo 
que ha bajado del cielo”. 
(Jn 6, 41-51).


*Es Domingo*
Jesús fue perseguido por los judíos, que no creyeron en su Palabra, que no querían comer del pan que Él les ofrecía.
¿Y tú?
¿Aceptas su alimento, o también eres de los que murmuran y no terminan de fiarse? *Comparte tu Fe*

 Cuida de la fe cada día para que crezca y se haga fuerte.
Aliméntala con la oración, la Eucaristía, la vida comunitaria, el compromiso solidario.
Cuando te falten las fuerzas deja que Cristo te restaure.

ATRÁEME HACIA TI
Soy yo el que te sigo, pero eres tú el que me llamas.
Atráeme hacia ti.
Soy yo el que tengo fe, pero eres tú el que me la regalas.

Atráeme hacia ti.
Soy yo el que te busco, pero eres tú el que me hallas.
Atráeme hacia ti.

No des nunca por perdida la lucha por la justicia.
No desistas en la búsqueda del bien.
No desesperes ante las adversidades.
Levántate, eleva el corazón, amplía el horizonte.
Hoy puedes empezar de nuevo.

Veo hombres y mujeres que nos desgastamos.
Gastarse y desgastarse. Ir y venir.
Buscar. Entregarse con pasión.
Abismarse. Perderse.
Golpearse. Herirse.
Buscar el Amor.
Reconocer que no se sabe ni dónde ni cómo aparecerá.
Esperar.
Orar.
Llegará.
Amanecerá una aurora sin ocaso.

Llega un saludable golpe de luz cuando, centrado en el presente, se desvela lo que se parece a la eternidad.
Una muchedumbre sin lágrimas ni ambición ni heridas.
Almas vibrantes por un amor humilde y universal.
El de un Dios crucificado y que ama, aunque para muchos no cuente.

No conocerás bien a Jesús hasta que conozcas bien a su Madre.

María, primera discípula, tus entrañas gestaron, amasaron y cocieron el pan que da la Vida al mundo, Jesús, fruto bendito del horno de tu pureza.




Danos el agua que colma sin ahogar,
que limpia las entrañas
empapa el corazón,
y acuna en lo yermo la vida.

Danos tu pan, que sacia sin hartar
y restaura las fuerzas gastadas;
pan que alimenta la acogida,
el encuentro y la fiesta
al partirse en mesa de hermanos.


Danos tu espíritu que habla sin grito,
hace audaz al cobarde
y libera al cautivo
cuando inspira justicia, libertad, paz.

Danos tu verdad que seduce
sin trampa,
que hace sabio al pequeño
y hace sencillo al sabio,
al afirmar un amor invencible.

En agua, pan y amor inquieto,
en espíritu y verdad.
Tenemos sed de ti, Señor.

José Mª Rodríguez Olaizola, sj

Pan para saciar
el hambre
de todos.
Amasado despacio,
cocido en el horno
de la verdad hiriente,
del amor auténtico,
del gesto delicado.
Pan partido,
multiplicado al romperse,
llegando a más manos,
a más bocas,
a más pueblos,
a más historias.
Pan bueno, vida
para quien yace
en las cunetas,
y para quien dormita
ahíto de otros manjares,
si acaso tu aroma
despierta en él la nostalgia
de lo cierto.

Pan cercano,
en la casa que acoge
a quien quiera compartir
un relato,
un proyecto,
una promesa.
Pan vivo,
cuerpo de Dios,
alianza inmortal,
que no falte
en todas las mesas
(José María R. Olaizola, sj)

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