Entrega y generosidad


“Si el grano de trigo muere, 
da mucho fruto” 
(Jn 12,24)  

Ser grano, pudrirse, morir, germinar.
Ésta debiera ser la dinámica de cualquier ser humano, la única que puede dar sentido a su vida.

La vida que se entrega por amor, se vuelve fecunda.
Quien vive en el olvido de sí, quien siembra el bien y se desgasta día a día, gota a gota por los demás, hace brotar fuentes de agua viva.

No se produce vida sin dar la propia.
La creatividad y la belleza nacen de la entrega de la vida.
Amar es darse. 
Pasa un momento junto a Jesús.  
Pon tu vida en sus manos.
Confíale tu vida.
Dásela.  

¿Cuándo aprenderé, Dios mío, a hacer de mi vida una ofrenda a Ti y a mis hermanos?  

Hoy fiesta de San Lorenzo diácono y mártir.
Si te "abochornan" por ser cristiano, encomiéndate a él.
Si te sientes "quemado" por las burlas de quienes son contrarios a la fe, siéntelo cerca
"Los pobres son el tesoro más apreciado de la iglesia de Cristo".

Hoy pedimos especialmente por todos los diáconos del mundo

San Lorenzo,
oyente atento y cumplidor fiel de la palabra de Dios:

En los días de su vida sembró con generosidad:
semillas del amor, de la fe, de la esperanza
en el corazón de sus hermanos.

Cuando soportaba los crueles tormentos
recordó la compasión del Señor
y se acogió a su misericordia eterna.

Cayó y murió como grano de trigo en la tierra
pero el Padre premió su servicio generoso
y dio mucho fruto: el ciento por uno.

Dichosos nosotros si, como San Lorenzo,
escuchamos y cumplimos la Palabra Dios.

___________

Gracias Lorenzo, por el testimonio de tu vida y de tu muerte.
Gracias Señor por darnos santos que, como Lorenzo,
nos ayudan a vencer las dificultades de la vida.
Gracias Señor, porque en el testimonio y valentía de tus mártires,
nosotros podemos contemplar tu grandeza.

Multiplica en nosotros, Señor, los dones de tu amor.
Haznos fuertes y generosos, al estilo de San Lorenzo.
Que sepamos compartir con los demás
los verdaderos tesoros de tu Iglesia:
la fraternidad, la justicia, el amor, la verdad.
Que procuremos no tanto ser servidos sino servir,
para que siempre y en todo lugar se haga tu voluntad.

___________

Señor, tú me pides que no me cuide tanto.
Me llamas a tomar riesgos,
a no poner mi seguridad en falsos dioses ni en mis éxitos personales,
a no guardar mi vida en inversiones propias, que no tienen un fondo en Ti.

Ayúdame, Señor, a cambiar mi modo de pensar.
Que yo pueda entender que perdiéndome por ti es como gano la vida verdadera.
Tú me llamas a ganar mi vida en el servicio a los necesitados,
a ser palabra para los pobres,
a dar vista los ciegos
y ser compañía para los que están solos y los que sufren.

Quiero ganarte sólo a ti, Señor.


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