Quiero ser...

 

 


"El que acoge a este niño en mi nombre, 
me acoge a mí; y el que me acoge a mí, 
acoge al que me ha enviado."  
(Lc 9,46-50)

Acoger lo pequeño de nosotros mismos, de los demás, de lo que nos pasa es fuente de alegría y de experimentar a Dios. Su amor se muestra en acoger nuestra pequeñez, nuestros miedos, nuestras tristezas. Y convertirlas en alegrías. Tan pendientes de lo grande y triunfador, nos perdemos en anhelos de vivir lo sencillo y lo auténtico.

Saquemos la importancia de nuestro interés personal y coloquémosla en el otro, en aquel que nadie reconoce, el que necesita de nuestra ayuda y compañía. Jesús propone la acogida del necesitado como acción que resalta al importante, el pequeño, el que nadie valora.

La discusión de los discípulos es la de todo ser humano: ser importantes. Quedar por encima de los demás. Imponer un criterio. Servirse y dominar. Una aspiración que nada tiene que ver con lo que Jesús subraya: la pequeñez, la dependencia, la sencillez. ¿Dónde estás?

La invitación que Jesús hoy nos hace es ser más libre de corazón para que el Reino de Dios tenga más hueco en nuestras vidas.

Para ser el más importante delante de Dios se necesita humildad sencillez dejemos a un lado el orgullo el creernos más que los demás olvidemos sentir el centro del universo y seamos humildes sencillos

Siéntate a la mesa de los pequeños. Es la mejor forma de aprender a responder al amor. Hazte pequeño, y un buen día notarás como el Espíritu te mana dentro, como un río. A Dios le agrada tu pequeñez asumida, la que te lleva a una confianza ciega en su amor. Despréndete de la actitud de dominio y poder. Ponte a servir.

Discípulo es el que escucha la palabra sobre el Reino, haciéndose niño y recibiendo la ayuda que le ofrece Jesús. Y a su vez, vive preocupado por los otros, por los pequeños

Cuando desee ser importante recuérdame, Jesús, tu Palabra.

 

QUIERO SER COMO UN NIÑO

Señor, mi Dios, quiero ser como un niño.

A veces no sé bien lo que eso significa,

pero me pongo en tus manos,

me abandono.

Consuélame en mis heridas,

anímame en mis cansancios,

envíame a los heridos y cansados

para que yo sea tu ungüento y tu fuerza

en medio del mundo necesitado.

(Francisco J. Jiménez Buendía)


 

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