La medida
Nuestra manera de afrontar la vida es lo que nos hace interpretarla. Hay un refrán que dice"-Nada es verdad o mentira, todo depende del color del cristal, con que se mira-. La generosidad o la mezquindad. La comunicación expresiva o el mutismo. Vivir temeroso o confiado. Son las diferentes formas de afrontar el día a día. Y normalmente es la medida que exigimos a los demás.
Es Cuaresma! Recuerda que serás medido, con la medida que estás usando ahora. Ponle MISERICORDIA a tu balanza.
Saber que seremos medidos con la misma medida que usamos para los demás debería hacernos menos exigentes y rígidos
Si te gusta que te respeten, respeta a los demás.
Si te gusta que te perdonen, perdona tú a los demás.
Si te gusta que hablen bien de ti a tus espaldas, habla bien de los demás.
Si te gusta...
“Para poder crecer en el amor a los demás, tengo que aprender a fijarme en ellos”(Benedicto XVI). Este fijarme lleno de amor y bondad, buscando el bien de la persona, de toda la persona, es hacer vida el mandamiento del amor al prójimo exige y urge a tomar conciencia de que tenemos una responsabilidad respecto a quien, como yo, es criatura e hijo de Dios.
Una propuesta del Evangelio de hoy es perdonar. El perdón necesita el corazón abierto, la humildad de reconocer el error, la verdad de aceptar el daño y la valentía de acudir al otro y darle valor a él y al encuentro.
Tenemos que empezar por saber perdonar. Lógico... ¿verdad? Pues parece que a veces nos cuesta demasiado entenderlo
El que tiene experiencia de perdón, sabrá perdonar. El que se haya sentido amado, sabrá amar... Busquemos y contagiemos estas "armas", hagamos cadena de estas acciones. Hoy más que nunca la necesitamos...
El modelo de toda medida es la misericordia de Dios. Un atributo de compasión y de ternura. Un abrazo que protege y sana. Y desde ahí, podemos ser misericordiosos, aprender a perdonar y ser generosos. La medida no la ponemos nosotros, porque el metro es de Dios.Oración
Haz que cada uno de nosotros
escuche como propia la palabra
que dijiste a la samaritana: ¡Si conocieras el don de Dios!
Tú eres el rostro visible del Padre invisible,
del Dios que manifiesta su omnipotencia
sobre todo, con el perdón y la misericordia:
haz que, en el mundo, la Iglesia
sea el rostro visible de Ti, su Señor, resucitado y glorioso
(Oración del Año de la Misericordia)
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