Amor que se entrega

 


“El que pierda su vida por mi causa la salvará”. (Lc 9, 22-25).

“Un mensaje que «podríamos titularlo el estilo cristiano: “Si alguien quiere seguirme, es decir, ser cristiano, ser mi discípulo, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”. Porque Él, Jesús, fue el primero en recorrer este camino». «El Hijo del hombre tenía que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día». Nosotros «no podemos pensar en la vida cristiana fuera de este camino, de este camino que Él recorrió primero». Porque «el estilo cristiano sin cruz no es de ninguna manera cristiano», y «si la cruz es una cruz sin Jesús, no es cristiana». (Papa Francisco)

 

Frente a una vida vacía y egoísta –que busca el placer efímero de lo inmediato y rechaza caprichosamente todo lo que nos incomoda– Jesús nos propone su forma de vivir y de amar: abrazando la voluntad del Padre y saliendo al encuentro del hermano.

Se nos propone un camino que no es sencillo. No está exento de sufrimiento. Pidamos fuerza para sobrellevar las dificultades, el peso de las cruces particulares de cada día.

Jesús es claro en su misión y en las condiciones del seguimiento. El que quiera ir detrás de él tiene que negarse. Renunciar a sus intereses, proyectos y objetivos.

Tomar la cruz de cada día, la cotidiana, la que nos toca con personas y situaciones. Y seguirlo. Seguir a Jesús es aprender de un hombre que vive sin miedo. Sin enemigos, sin juzgar, sin querer sentirse superior a nadie. Es aprender de quién descubre las necesidades de los demás y las asumen como propias. Es descubrir que se puede tener una relación de hijos e hijas con Dios.

Y la cruz más grande es vivir sin esa fuerza del amor.

Escoger la VIDA cada día y en cada momento, amando, atentos a su Voz y viviendo unidos al Señor

Tomarnos el Evangelio en serio supone, antes o después, sufrimiento y recibir palos.

Queremos tenerlo todo y no perdernos nada y en ese afán nos alejamos de lo esencial.

No hay cristianismo sin cruz.


La cruz forma parte de nuestra vida y del seguimiento, es tener que levantarnos de las caídas, de los errores, de los fracasos... y seguirle con el ánimo y la esperanza del encuentro y vencer la tentación del abandono.

Cuánto se llena nuestra vida cuando la damos a los demás, cuando nos entregamos, cuando hacemos algo por los demás...

Deja de mirarte el ombligo... Los demás también necesitan de tu mirada... No pases de largo ante el sufrimiento. Toma partido. Haz todo lo posible para que la dignidad, la justicia y la paz sean realidad para todos.

Busca la coherencia en tu vivir y en las decisiones que tomas con otras personas. Los cambios se gestan desde un nosotros compartido.

No hay Pascua sin el amor que se hace entrega.


Jesús, 
necesitamos escuchar una y otra vez esas palabras tuyas 
que tanto se repiten en el Evangelio: 
“No temáis”, 
porque es el temor lo que nos impide 
ese caminar juntos tan grato para todos.


 

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