Orar es llamar a la puerta del corazón de Dios
“Pedid y se os dará, buscad y hallaréis,
llamad y se os
abrirá” (Lc 11, 9).
Jesús nos enseña a orar,
a pedir a Dios con insistencia y
con confianza.
Si un amigo ayuda a
otro amigo,
si un padre mantiene a su hijo.
¡Cuánto más cuidará Dios
de los discípulos de Jesús, su
Hijo!
La oración es llamar.
Orar es llama al corazón de Dios.
Orar es llamar a la puerta del corazón de Dios.
Orar es llamar a la puerta del cielo.
Orar es llamar al corazón del amigo.
Orar es llamar a los que están dentro.
Orar es llamar a los que se han quedado fuera.
Orar es llamar a los que se niegan a entrar.
Orar es llamar pidiendo el perdón.
Orar es llamar pidiendo la misericordia y comprensión.
Orar es llama al corazón de Dios.
Orar es llamar a la puerta del corazón de Dios.
Orar es llamar a la puerta del cielo.
Orar es llamar al corazón del amigo.
Orar es llamar a los que están dentro.
Orar es llamar a los que se han quedado fuera.
Orar es llamar a los que se niegan a entrar.
Orar es llamar pidiendo el perdón.
Orar es llamar pidiendo la misericordia y comprensión.
Date cuenta de que la cosa buena por excelencia,
que el
Padre da a los orantes que quieren orar,
vivir y actuar como Jesús,
es el don
del Espíritu Santo.
Señor: que cuando me pidas, sea generoso en darte.
Señor: que cuando me busques, no me esconda de ti.
Señor: que cuando me llames, esté pronto en responderte.
Señor: que cuando me busques, no me esconda de ti.
Señor: que cuando me llames, esté pronto en responderte.
Padre, abre mi corazón a tu Palabra,
derrama en mi vida
tu Espíritu Santo,
para dar testimonio de Jesús,
con alegría, fuerza y
valentía.
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