Junto a Jesús se recrea la vida.
“Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados”
(Mt 11,28)
¡Qué grande es el corazón de Jesús!
Cuando los pobres ya no pueden más,
Jesús les ofrece su vida para descansar.
Junto a Jesús se recrea la vida.
Teresa de Jesús aprendió a estar con "tan buen amigo
presente, con tan buen capitán, que se puso en lo primero en el padecer, todo
se puede sufrir; es ayuda y da esfuerzo; nunca falta; es amigo verdadero".
"Siempre que se piense de Cristo, nos acordemos del
amor con que nos hizo tantas mercedes, y cuán grande nos le mostró Dios en
darnos tal prenda del que nos tiene; que amor saca amor. Procuremos ir mirando
esto siempre y despertándonos para amar; porque, si una vez nos hace el Señor
merced que se nos imprima en el corazón este amor, sernos ha todo fácil y
obraremos muy en breve y muy sin trabajo".(Vida 22, 6-7.14).
En el V Centenario de su nacimiento dejemos resonar estas
palabras de entrega total de su vida a Dios.
Vuestra soy, para
vos nací:
¿qué mandáis hacer de mí?
Veis aquí mi corazón,
yo le pongo en vuestra palma:
mi cuerpo, mi vida y alma,
mis entrañas y afición.
Dulce Esposo y redención,
pues por vuestra me ofrecí:
¿qué mandáis hacer de mí?
Dadme muerte, dadme vida;
dad salud o enfermedad,
honra o deshonra me dad;
dadme guerra o paz crecida,
flaqueza o fuerza cumplida,
que a todo digo que sí:
¿qué queréis hacer de mí?
Dadme riqueza o pobreza,
dad consuelo o desconsuelo,
dadme alegría o tristeza,
dadme infierno o dadme cielo,
vida dulce, sol sin velo:
pues del todo me rendí,
¿qué mandáis hacer de mí?
Si queréis, dadme oración;
si no, dadme sequedad,
si abundancia y devoción,
y si no esterilidad.
Soberana Majestad,
solo hallo paz aquí:
¿qué mandáis hacer de mí?
Si queréis que esté holgando,
quiero por amor holgar;
si me mandáis trabajar,
morir quiero trabajando:
decid dónde, cómo y cuándo,
decid dulce Amor, decid:
¿qué mandáis hacer de mí?
Amén.
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