Somos viña del Señor
“¿Qué hará al dueño de la viña?”
(Mc 12,9).
Demasiadas veces olvidamos que somos enviados a trabajar
en el Reino de Dios.
No somos amos ni del tiempo ni de las cosas.
Somos administradores y como tales debemos dar cuenta de
nuestro trabajo.
Actuamos como los siervos del evangelio cuando no
reconocemos a Cristo en las personas que nos parecen inoportunas o cuando
consideramos que nuestro tiempo es demasiado valioso para perderlo atendiendo a
alguien.
- Señor, fortalece mi amor.
¿Qué hará el Padre ante tantas injusticias cometidas
contra los más pequeños?
¿Dónde quedará tanto amor sembrado en la humanidad?
¿A quiénes dará su luz y su amor para que produzcan
frutos de justicia en el mundo?
Deja que esta pregunta te alcance.
Dios está en las preguntas hondas.
Señor, ¿quién conoce los designios de tu corazón?
Humildad y oración para ser dócil a la Palabra de Dios
“Les envió a otro criado...”
Oportunidades
perdidas, oportunidades malgastadas.
Un día y otro, y
otro y otro día.
Esperando siempre
otra ocasión, sabiendo que tu paciencia es nuestra salvación.
¿Qué pasaría si
los demás pudieran decir de nosotros igual?
Pongo este día en tus manos.
Quiero caminar contigo.
Me coloco en medio de todos como quien sirve.
Todo esto deseo
Que mi oído esté atento a tus susurros.
Que el ruido cotidiano no tape tu voz.
Que te encuentre, y te reconozca, y te siga.
Que en mi vida brille tu luz.
Que mis manos estén abiertas para dar y proteger.
Que mi corazón tiemble con cada hombre y mujer que padecen.
Que acierte para encontrar un lugar en tu mundo.
Que mi vida no sea estéril.
Que deje un recuerdo cálido en la gente que encuentre.
Que sepa hablar de paz, imaginar la paz, construir la paz.
Que ame, aunque a veces duela.
Que distinga en el horizonte las señales de tu obra.
Todo esto deseo, todo esto te pido, todo esto te ofrezco, Padre.
José M. R. Olaizola, sj
Que mi oído esté atento a tus susurros.
Que el ruido cotidiano no tape tu voz.
Que te encuentre, y te reconozca, y te siga.
Que en mi vida brille tu luz.
Que mis manos estén abiertas para dar y proteger.
Que mi corazón tiemble con cada hombre y mujer que padecen.
Que acierte para encontrar un lugar en tu mundo.
Que mi vida no sea estéril.
Que deje un recuerdo cálido en la gente que encuentre.
Que sepa hablar de paz, imaginar la paz, construir la paz.
Que ame, aunque a veces duela.
Que distinga en el horizonte las señales de tu obra.
Todo esto deseo, todo esto te pido, todo esto te ofrezco, Padre.
José M. R. Olaizola, sj
«La piedra que
desecharon los constructores
es ahora la piedra angular»
"La fe
agradece anticipadamente lo que aún no ha recibido".
Tengo que dar
gracias por la fe.
Es la piedra
angular que sostiene mi vida.
No me libra de
ninguno de los males del mundo, pero me hace vivirlo todo con paz, con
esperanza.
Sé que el amor
transforma.
Y en ello ando.
"Añadid a
vuestra fe la honradez; a la honradez, el criterio; al criterio, el dominio
propio; al dominio propio, la constancia; a la constancia, la piedad; a la
piedad, el cariño fraterno; al cariño fraterno, el amor." (2 Pe 1,1-7 )
Piedra angular, tierra fértil,
nuestro cimiento.
Ese eres tú.
Roca fuerte que nos protege;
en Ti se levantan,
seguras,
nuestras ilusiones,
proyectos, anhelos.
En Ti se gesta nuestro amor.
Suelo firme en el que caminamos,
entrelazando los brazos
y compartiendo la marcha
con otros caminantes,
amigos, hermanos;
con otros peregrinos,
heridos, cansados;
con otros testigos,
que hablan de Ti.
Piedra viva con la que se construyen
casas abiertas,
templos humanos de amor y misericordia,
bienaventuranzas
y milagros cotidianos.
Piedra angular, tierra fértil,
nuestro cimiento,
Jesús.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
nuestro cimiento.
Ese eres tú.
Roca fuerte que nos protege;
en Ti se levantan,
seguras,
nuestras ilusiones,
proyectos, anhelos.
En Ti se gesta nuestro amor.
Suelo firme en el que caminamos,
entrelazando los brazos
y compartiendo la marcha
con otros caminantes,
amigos, hermanos;
con otros peregrinos,
heridos, cansados;
con otros testigos,
que hablan de Ti.
Piedra viva con la que se construyen
casas abiertas,
templos humanos de amor y misericordia,
bienaventuranzas
y milagros cotidianos.
Piedra angular, tierra fértil,
nuestro cimiento,
Jesús.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
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