Reconciliación
“Vete primero
a reconciliarte
con tu hermano”
(Mt 5,24).
El evangelio de hoy es una llamada a vivir la Ley del amor.
Amarnos unos a
otros a pesar de todo lo que nos dé motivos para la desunión.
Vencer el mal
a fuerza de bien.
Rezar por los
que nos ofenden o nos han hecho daño.
La alabanza a Dios y la oración parten siempre de la reconciliación y
el perdón.
La reconciliación es don y tarea, es camino para el encuentro con Dios
y con los demás.
Dedica unos momentos, antes de orar, a ponerte a bien con los hermanos.
Antes de
cantarte, mi Dios, afinaré las cuerdas de mi cítara, recorreré los caminos de
la reconciliación.
Los cristianos somos mensajeros del amor que Dios tiene a la humanidad.
Somos mensajeros del amor.
- Señor, que sepa sobrellevar las deficiencias de los demás.
- Señor, que sepa sobrellevar las deficiencias de los demás.
Al creyente, ante el asombro permanente de verse perdonado y
reintegrado en la comunión con Dios, le nacen por dentro los deseos de ponerse
en medio de la vida como reconciliador.
Recuerda esto:
“Al enemigo lo tendrás que vencer con amor, con odio jamás” (Gandhi).
Jesús, quieres
limpiar mi vida de raíz, no quieres que construya sobre arena,
por eso me
invitas a dar pasos de reconciliación.
Gracias,
Jesucristo, Tú me has enseñado a amar y a buscar la santidad.
Me has dado la
fe, la esperanza y la caridad para sostenerme y orientarme hacia la fuente de
tu gracia, para poder vivir el amor.
María, madre
de la misericordia, ayúdame a cultivar un corazón semejante al tuyo
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