La medicina de la misericordia
“Este pueblo me
honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí” (Mc 7,6).
Los fariseos no amaban al Señor.
Al contrario: lo odiaban.
Y cualquier razón era buena para criticarlo.
"Señor no dejes que domine en nosotros el odio"
"Ayúdanos a descubrir lo bueno de cada persona"
Algunos judíos hacían muchas cosas
"piadosas",
pero el corazón estaba lejos de Dios.
Nosotros vamos a la Eucaristía,
tenemos grupos de vida, estamos comprometidos...
Pero ¿dónde está nuestro corazón?
Los judíos buscaban excusas (muy buenas)
para no cumplir la ley en lo más importante:
para no tener que socorrer a los padres,
ofrecen los bienes al templo.
¿Qué excusas ponemos
para no cumplir la voluntad de Dios?
¡Qué lejos están a veces los labios del corazón!
Convendría callar, mientras nace un corazón nuevo.
Para que haya fuentes en el desierto
tiene que haber pozos escondidos en la montaña.
A Dios le agrada más tu verdad aunque sea pobre,
que tu mentira aunque sea brillante.
«En nuestro tiempo, la Esposa de Cristo
prefiere usar la medicina de la misericordia
y no empuñar las armas de la severidad” (S Juan
XXIII).
¿Cuándo aprenderé a huir de las aguas estancadas,
y a beber de tu manantial?
Líbranos, Señor,
de una religión que nos haga egoístas
y que nos lleve a
pensar
que somos mejores que los demás.
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