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Que esperemos la Navidad como María e Isabel

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá»


Dos mujeres, María e Isabel. 
Un encuentro y el amor 
que se manifiesta en ganas de ayudar a quien lo necesita. Como ellas, 
hay que saber olvidarse de los propios problemas, 
y olvidarse de lo que pueda decir la gente chismosa, 
y hacerse presente para quien nos pueda necesitar. .. 
y hacer así presente el amor de Dios.

Dios y Padre de toda la humanidad,
el evangelio habla de la visita de María a Isabel,
hoy te damos gracias
porque Jesús está presente como Dios-con-nosotros
y porque la Navidad que vamos a celebrar
nos dice que, con Jesús, nos das todo.
Por eso no te pedimos que vengas,
porque ya estás con nosotros,
sino que sepamos abrir más el corazón
y reconocer tu presencia en nuestras vidas
y en cada persona a quien tú amas,
tal como María descubrió  al Espíritu Santo presente
y actuando en su vida.
Que, como Isabel y María,
agradezcamos de corazón
y compartamos con los demás
aquellos dones
que de ti recibimos  gratuitamente cada día:
la felicidad de creer,
la alegría  de sentir tu amor en nosotros y en todos,
la capacidad de hacer el bien y de ayudarnos,
la misión de vivir y comunicar  la paz
dejándonos guiar  siempre por el Espíritu Santo.
Que esperemos la Navidad
como la esperaron estas dos mujeres
que estaban a punto de ser madres;
y que nuestro modo de vivir sea signo
de que Jesús está presente en el mundo.


 
D

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