Deja las máscaras
Los fariseos y escribas ven que los discípulos comen con manos impuras. Una norma de la tradición y a la que se aferran. Jesús les responde desde la profecía de Isaías. "Su corazón está lejos de mí". A veces la hipocresía llama a nuestras vidas y es un fuerte repelente de la cercanía de Dios. Deja las máscaras, Dios conoce tu corazón y te quiere así... y te sueña mejor cada día... Lo importante no está en lo que se dice, sino en el corazón que hace lo que Dios quiere.
Es mucho más cómodo vivir cumpliendo normas y leyes, que comenzar cada día preguntando a Dios cuál es su voluntad. Eso le preocupa a Jesús: cambiar a Dios por la idolatría de la tradición, por la costumbre, por el "siempre se ha hecho así". El mismo Jesús nos recuerda, "vino nuevo, en odres nuevos" o "hago nuevas todas las cosas".
Cuantas veces porque siempre se ha hecho así, no somos capaces de ayudar a descubrir la verdad al otro y no hacer que permanezca en una oscuridad que le impida ver el rostro de Dios.
Es de corazón como tenemos que acercarnos a Él, seguirle, darle culto. La relación con Él no está determinada por normas y cumplimientos sino por encuentros y seguimiento. Es un proyecto de vida juntos donde las personas son lo primero y no las normas.
¿Qué hay en tus palabras, pensamientos y acciones? ¿Desde
dónde hablas? ¿Te crees dueño de la verdad? ¿Abrís la boca con condena o
misericordia? No caigas en la hipocresía, revisa tus motivaciones. Pon al Señor
de la vida en el centro, en tu centro.
¡Qué lejos están a veces las palabras del corazón! Convendría callar, mientras nace una palabra nueva. Para que haya fuentes en el desierto tiene que haber pozos escondidos en la montaña. A Dios le agrada más tu verdad aunque sea pobre, que tu mentira aunque sea brillante.
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