Con insistencia
"Entró en una casa procurando pasar
desapercibido, pero no logró ocultarse." Pasar desapercibido,
anónimo, casi invisible, es justo lo contrario a la sobreexposición, el
postureo, la exhibición. Jesús era humilde y sencillo, y huía de la popularidad
y del halago. Su vida deja espacio para que el otro sea. Sin querer avasallar o
empequeñecer, o despreciar a los demás. Aprendamos esa manera de amar que se
basa en el servicio y el cuidado de lo frágil.
La mujer pagana, fenicia de Siria, busca a Jesús y se echa a sus pies. El momento de resistencia de Jesús a su petición, lo convertirá en oportunidad para mostrar la necesidad de salvación a todos los pueblos. Su humildad y su perseverancia harán sanar a su hija.
«Los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños» Una respuesta llena de fe la que recibe Jesús. Nos anuncia que el mensaje de salvación es para todos aquellos capaces de abrir su corazón en la confianza de que la obra de Dios no hace excepciones.
Jesús quedó admirado de la fe de aquella mujer: no pide para ella, sino para su hija pequeña. Pide sin exigir. Le pide desde la humildad de quien no se cree con más derechos que nadie. Le pide confiando en su desmedida misericordia. Cuando se pide así, el Señor siempre escucha.
Jesús admira la insistencia de la mujer pagana. Su insistencia está cargada de amor por su hija, de admiración por Jesús, de esperanza en lo que Él significa. Tiene fe, persiste, confía, no abandona, lo conoce bien, no se cansa, deja sitio para una respuesta. La insistencia, no cansarnos de la oración, de la búsqueda de encuentro, de la petición, del agradecimiento... debe formar parte de nuestra fe.
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