“Ayúdame a creer”.
"¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe". Contamos en nuestras vidas con más fuerzas que las nuestras. Dios acompaña y cuida de nuestras vidas con un amor providente. La fe sirve para reconocer esa compañía y agradecerla. Nada es imposible para Dios, ni devolver la vida a lo muerto, ni sanar lo enfermo, ni llenar de alegría y de pasión el corazón atrapado en la rutina. El desierto se vuelve fértil cuando se mira con fe la vida. La fe es la luz que nos ayuda a poder seguir viéndole a Él cercano, en medio de este mundo, en el rostro de los hermanos.
La fe, tan escasamente valorada, tiene la virtud de
acercarnos a aquellas realidades que, de otro modo, nos resultarían imposibles.
Confiar en el obrar de Dios en nuestra vida es el primer paso para alcanzar lo
imposible. La ternura de Dios es siempre más capaz que nosotros.
«Creo, pero ayuda mi falta de fe» Cuando la vida se oscurece y
no tenemos fuerzas para reconocer quién nos sostiene. Nuestra duda nubla la
mente y entonces el grito más valiente es cuando, reconociendo nuestras
limitaciones, le pedimos que aumente la fe para mirar y ver su luz.
Señor, que cuando me veas tan seguro de mi fe,
Comentarios
Publicar un comentario