«Hágase»
«He aquí la
esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra»
(Lc 1, 26-38)
SÍ.
Nunca dos letras significaron tanto para la humanidad.
Nunca dos letras significaron tanto para la humanidad.
Encendemos la segunda vela, con la confianza de que
María, nuestra Madre, nos acompaña en este camino hacia la venida del Señor.
"Alégrate María";
"No temas";
"Nada es imposible para Dios".
3 frases del Evangelio q deben alimentar la alegría en nuestros corazones y garantizar que todo el Adviento en preparación para la Navidad se centre en una profunda confianza en este Dios que se hace hombre porque nos ama
"No temas";
"Nada es imposible para Dios".
3 frases del Evangelio q deben alimentar la alegría en nuestros corazones y garantizar que todo el Adviento en preparación para la Navidad se centre en una profunda confianza en este Dios que se hace hombre porque nos ama
¡Alégrate!, porque –como María– has hallado gracia ante
Dios.
El Señor nos ama, sale a nuestro encuentro y nos entrega
su misma naturaleza, su mismo Espíritu; para vencer el pecado, tener vida
eterna, amar al hermano...
¡Para ser felices!
Todo empezó con un
«Ven».
El primero de muchos.
El primero de muchos.
Ven a mi soledad,
decía uno.
Ven a sanar las heridas, otro.
Ven a poner paz.
Ven, que no podemos más.
Ven, ven…
Ven a sanar las heridas, otro.
Ven a poner paz.
Ven, que no podemos más.
Ven, ven…
Era un clamor.
Cientos, miles, millones de voces atravesando el tiempo convertidas en ruego,
llamada, anhelo.
Era como si cada
ser humano, confrontado con su verdad desnuda, comprendiera que necesitaba algo
más.
Alguien más.
Y es que, ¿quién no
ha sentido alguna vez esa punzada de nostalgia?
Esa pregunta por el
sentido, por el destino, por la verdad.
Esa sensación de
que te falta algo
Era el grito de un
amor anhelante.
El susurro de una búsqueda discreta.
El alarido de una
herida en carne viva.
La esperanza de un
futuro mejor.
Ven
Y entonces, en lo
alto, en lo profundo, en lo inmenso, en un más allá que no deja de estar
abierto al aquí y el ahora, Alguien escuchó.
El amor herido
encontró eco en el Amor sanador.
Quien nos había
dado la libertad comprendió que, aunque libres, lo necesitábamos.
Entonces el Amor
eligió hacerse tiempo, hacerse historia, hacerse vida.
Eligió responder a
un ven con un voy.
A un grito de
soledad con un abrazo que salvase distancias.
A nuestro anhelo
con el suyo.
Un anhelo de
encuentro.
En un pueblo
perdido, en un rincón conquistado de un imperio inmenso, una muchacha joven
también decía, a su manera, “Ven”.
Ese ven era un
canto de esperanza, la intuición de algo más, el negarse a «lo de siempre», y
la llamada a un Dios silencioso.
No era la más
popular ni la más reconocida.
No era la más
enérgica, ni la que lo tenía todo más claro.
Ni falta que hacía.
En ella empezaba a
asomar la fuerza que crece en la debilidad
Y es que es un vano
afán el de ser «lo más» en nada.
Salvo, quizás, en el amor.
En ella empezó a
darse la vuelta a la lógica de este mundo, que ensalza a los poderosos y
machaca a los humildes.
Algo cambia cada
vez que una chispa de luz encuentra su camino en medio de las tinieblas.
Aunque parezca solo un destello.
O el anuncio de algo imprevisto.
Eso es. Un anuncio.
Aunque parezca solo un destello.
O el anuncio de algo imprevisto.
Eso es. Un anuncio.
A esa joven, o a
través de ella, quiso empezar a venir.
«Alégrate, María».
Un anuncio.
Dos palabras para
unir el tiempo y la eternidad.
Un abismo salvado
con un saludo.
El saludo dio paso
a la propuesta, y a la promesa.
Ella se asustó.
Pero la confianza
pudo más que el temor.
La confianza es el
riesgo sin vértigo, la acogida sin sospecha, el amor sin fondos reservados.
Aquella muchacha
eligió confiar en el Dios de las sorpresas.
Más allá de la
duda, y sin temer las consecuencias.
De nada sirve decir
«Ven» si luego uno no está dispuesto a abrir la puerta.
Y es que el
problema no es tener miedo.
¿Quién no lo tiene
a veces?
El problema es
cuando dejamos que el miedo tome las riendas.
Entonces la joven dijo:
«Hágase».
Ese «Hágase» era a
su vez un eco de otro hágase primero, visceral, primigenio, aquel Hágase la
vida, y la luz, y el tiempo.
Aquel hágase con el
que empezó todo.
JM OLAIZOLA
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