“Dichosos los criados
a quienes el Señor,
al
llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá,
los hará sentar a la
mesa
y los irá sirviendo.”
(Lc 12, 35-40)
Vivamos en estado permanente de vigilancia para no caer
en el sopor del bienestar alienante.
Que el Señor nos encuentre puestos al
servicio de su Reino y de los hombres.
La promesa no puede ser más atractiva:
“Él mismo se
ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo”.
Vivamos como el centinela que guarda la ciudad en la
noche y espera ansioso la aurora. Responsables del todo.
ESTAREMOS EN VELA, SEÑOR
Aún con debilidad y con cansancio
Aún con dudas y con dificultades
Aún con falta de medios y de fuerzas
ESTAREMOS EN VELA, SEÑOR
En la noche oscura y en el día claro
En los momentos de tormenta y de calma
En el éxito y en el fracaso
En la siembra y en la cosecha
En la juventud y en la vejez
En la alegría y en la tristeza
ESTAREMOS EN VELA, SEÑOR
Hoy, Santa Clara de Asís. Sus últimas palabras, tal día
como hoy, fueron:
«Gracias, porque me creaste».
Cuando no encuentres sentido a tu vida, piensa que Él te creó
por Amor, que te redimió por Amor y que te espera en el Amor al prójimo.
Ahí está tu felicidad
Clara de Asis, siempre motivada por la Madre, María,
siempre con la cintura ceñida y las lámparas encendidas, puertas abiertas, para
servir a la Mesa, la Eucaristía.
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