Mirar al Cielo
“Mientras los
bendecía,
fue llevado hacia el cielo”.
Lc 24, 46-53.
Hoy nuestra naturaleza humana -frágil, débil y pecadora-
redimida por el Misterio Pascual de Jesucristo, ha entrado en el cielo y nos
bendice, enviándonos su Espíritu, la perfecta alegría.
Hoy es la fiesta de la Ascensión.
Jesús sube a lo más alto para quedarse en lo más hondo de
tu corazón para que el Espíritu descienda a tus profundidades y te haga subir
al cielo.
¿Te subes?
Elevar la mirada al Cielo, donde ascendió Cristo, no es
una visión espiritualista, sino que nos alienta a asumir nuestro compromiso
testimoniando todo cuanto hemos visto y sentido.
Nos alienta a la evangelización.
Jesús sube a los
cielos
La última alegría
fue quedarte marchándote.
fue quedarte marchándote.
Tu subida a los
cielos
fue ganancia, no pérdida:
fue bajar a la entraña, no evadirte.
fue ganancia, no pérdida:
fue bajar a la entraña, no evadirte.
Al perderte en las
nubes
te vas sin alejarte,
asciendes y te quedas,
subes para llevarnos,
señalas un camino,
abres un surco.
te vas sin alejarte,
asciendes y te quedas,
subes para llevarnos,
señalas un camino,
abres un surco.
Tu ascensión a los
cielos
es la última prueba
de que estamos salvados,
de que estás en nosotros
por siempre y para siempre.
es la última prueba
de que estamos salvados,
de que estás en nosotros
por siempre y para siempre.
Desde aquel día la
tierra
no es un sepulcro hueco,
sino un horno encendido:
no una casa vacía,
sino un corro de manos:
no una larga nostalgia,
sino un amor creciente.
no es un sepulcro hueco,
sino un horno encendido:
no una casa vacía,
sino un corro de manos:
no una larga nostalgia,
sino un amor creciente.
Te quedaste en el
pan,
en los hermanos,
en el gozo, en la risa,
en todo corazón que ama y espera,
en estas vidas nuestras
que cada día ascienden a tu lado.
en los hermanos,
en el gozo, en la risa,
en todo corazón que ama y espera,
en estas vidas nuestras
que cada día ascienden a tu lado.
(José Luis Martín Descalzo, Via lucis)
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