“¿Acaso soy yo, Señor?"
Siempre es tiempo de conversión, de orientar la mirada hacia Jesús, nuestro Salvador. Judas va a poner la ternura de Jesús en manos destructoras. Con un beso rompe la comunión, pero el amor de Jesús es fiel. ¡Qué misterio!
Judas quizá ha descubierto la verdad del proyecto de Jesús, no coincide con el suyo, con la idea que él tenía... y le traiciona, quiere sacarle una rentabilidad a algo que tiene toda pero no es posible transformarla en monedas. La bolsa le puede más que la vida La pregunta de Judas tiene un eco profundo en la historia de la humanidad: ¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego? Cuando las personas no cumplen nuestras expectativas, rompen intereses, no se ajustan a nuestras necesidades, lo único que queda es vender.
Preguntemos hoy al Señor: –¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua? Porque Él quiere celebrar su Pascua con nosotros, para darnos a conocer su amor hasta el extremo, su entrega hasta la muerte y la fuerza de su resurrección.
Una pregunta terrible: “¿Acaso soy yo, Señor?". Como los apóstoles, acerquémonos a Él en nuestra oración para que nos descubra la verdad de nuestro corazón y la fuerza de su misericordia.
Quiero ser como Juan, un discípulo fiel que te acompañe en los momentos alegres y sobre todo en los difíciles.
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