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Jesucristo, respuesta del Padre a la humanidad

"La obra que Dios quiere es ésta: 
que creáis en el que Él ha enviado" 
(Jn 6,29)  

Hay una actitud muy positiva en el evangelio de hoy: 
la gente busca a Jesús.
A partir de aquí, viene la invitación a ir más a fondo: 
buscar el alimento que ofrece el Hijo del Hombre, enviado del Padre.
La respuesta no puede ser mejor: 
¿qué debemos hacer para cumplir la voluntad de Dios?
Y Dios sólo desea una cosa: que creamos en su enviado Jesús.
Él es la respuesta del Padre a las preguntas y anhelos de la humanidad.
Se nos invita a ser personas según el modelo que el Padre nos da en Jesús.

- Señor Jesús: que seamos capaces de preguntar y discernir cada día cómo debemos vivir para ser tus discípulos.
Jesús comunica la intimidad de Dios, 
invita a apoyarnos en su visible testimonio.
La fe es gracia y tarea, luz para las crisis, 
canción a la fuente que mana en la noche.
Siempre que puedas, oye la fe de los que viven en tu comunidad cristiana y comparte la tuya con sencillez.
La brasa se hace llama cuando alguien sopla sobre ella.        

Creo en ti, Señor Jesús. 
Espero en ti, Señor Jesús. 
Te amo.   

 “El universo se desarrolla en Dios, que lo llena todo. Entonces hay mística en una hoja, en un camino, en el rocío, en el rostro del pobre” (LS 233).   

La creación es un regalo que fluye de la mano abierta del Padre de todos.
Hay que mirarla con la mística de los ojos abiertos.
La contemplación de la creación, descubrir que todo ha sido creado en el Verbo, nos lleva a la alabanza, al agradecimiento, a una fe más profunda.
Para llegar lejos, entramos en la interioridad; para adquirir velocidad, alcanzamos altura; para ser una cosa con Jesús, abrazamos a todo el mundo; para disfrutar de su gozo, abrazamos a los más necesitados y, por ello, más capaces de amor.


 


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