Hombres y mujeres de espíritu.
"De lo que hemos visto damos testimonio"
(Jn
3,11)
Jesús dialoga con Nicodemo, que ha ido a su encuentro.
Sólo hay un modo de poder nacer de nuevo o dejarse llevar
por el viento del Espíritu: aceptar el testimonio de Jesucristo.
Él es quien se dejó guiar siempre por el Espíritu.
La comunidad cristiana es el grupo que mira a Jesús, que se toma en serio el estilo de vida propuesto por
Jesús y vivido con los discípulos.
Es uno de los hermosos «milagros» que aquella comunidad supo
vivir.
Por encima de todas las voces y ruidos, escucha el sonido de
su palabra de vida.
Todos los bienes le vienen de mirar al que es la fuente de
vida.
Por estar en contacto con Jesús, sus
amigos abren caminos de confianza en las noches de la
humanidad.
- Ayúdanos, Señor, a crecer en la capacidad de compartir.
Y a encontrar maneras concretas de vivir hoy el
Evangelio.
“Caminemos cantando.
Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta
no nos quiten el gozo de la esperanza” (LS 244).
¡Vivir con el corazón ensanchado!
¡Vivir con esperanza!
¡Vivir con sentido!
¡Vivir con una misión cada día!
No basta con dejarnos
llevar por la corriente.
De lo que hemos visto en la mañana de Pascua, sea poco o
mucho, tenemos que dar testimonio.
Es hora de conjugar de una forma nueva nuestro tiempo, de
recrear los espacios y las relaciones con la creación.
Es hora de sentir el paso que damos, respirar sin ansiedad,
disfrutar sin prisa, escuchar sin acosar.
Es hora de hacer algo juntos.
Jesús nos quiere
libres como el viento.
Así, solamente así,
seremos "hombres y mujeres de espíritu"
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