Pedid y se os dará
Jesús nos invita a pedir al Padre en su nombre.
Pedir con confianza y alegría.
Pedir sabiéndonos queridos.
Pedir porque somos frágiles y pequeños.
Pedir en nuestra vulnerabilidad y tristezas.
Pedir sin miedos ni barreras.
Pedir sin horizontes ni fronteras.
Contémosle lo que nos pasa.
Hablémosle de los que viven conmigo,
de aquellos que conozco.
Dejemos sitio en nuestra oración
a los que sufren en nuestro mundo...
y esperemos confiados su respuesta.
No podemos dejar de pedir, de insistir,
de confiar, de vivir desde la fe.
Creo que es eso lo que nos falta: vivir desde la fe.
La fe que salva, que restaura, que ilumina.
Pedir a veces cuesta.
No es fácil reconocer nuestra indigencia existencial.
Nos han educado
para la resolución de problemas y la autosuficiencia.
Pedir humilla porque le otorgamos al otro
un poder que nosotros carecemos.Pero pedir desde el Evangelio es compartir.
Es reconocer que mis limitaciones son la puerta
que se abre a la ayuda del otro.
Alegría completa al compartir.
pero cuando damos, nuestra alegría es más grande todavía
porque nos sentimos amando y amados.
Experimentemos la fuerza salvífica del nombre de Jesús.
Pronunciar con Fe, el NOMBRE DE JESÚS,
nos libera, nos sana, nos ilumina.
Señor, tú dijiste que todo lo que pidiera en tu nombre me lo concederías.
Te pido, Señor y Dios mío, la fe, la esperanza y el don de la caridad.
Estas tres virtudes me bastan, con ellas puedo amarte, darte gloria,servirte y comunicarte a los demás.
Señor Jesús, aumenta nuestra Fe y moveremos montañas en tu nombre.
Jesús, enséñanos a orar, para que podamos saborear el amor del Padre; enséñanos a pedir por todos y para todos, no sólo por nuestras pequeñas preocupaciones; enséñanos a pedir sobre todo el don del Espíritu, el don de conocer y cumplir siempre tu voluntad.
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