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El mejor GPS

 


«Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí» 
(Jn. 14,1-6)

NO SE TURBE VUESTRO CORAZÓN, CREED EN DIOS... ¿Por qué se me turba el corazón, Señor? Por la incertidumbre, el miedo, el sentimiento de culpa, el fracaso; se turba porque quiero tener el control sobre las personas y las cosas... Aumenta mi fe, Señor, en Ti.

En la fe encontramos el sosiego a nuestras inquietudes y turbaciones. Descubrimos que no estamos solos. Para Jesús tenemos un lugar cerca de él. Sólo en él encontramos el camino de la vida. La verdad que nunca miente. La vida que no termina.

Esta es la «buena noticia»: la historia tiene un sentido, la persona tiene un sentido, toda persona está destinada a vivir cerca del Padre. En la casa del Padre hay lugar para todas las personas en la diversidad que somos.

Descubrir la fraternidad es descubrir el origen y la meta común. Dios, Padre de todos. Más allá de las diferencias, nos une esa filiación. Que el corazón endurecido de esta sociedad, se rompa y se abra para dejar entrar la luz y descubrir la compasión, la fraternidad, la ternura.

Todos hemos sufrido en algún momento la falta de cobertura de nuestro GPS. Empezamos a dar vueltas y nos sentimos perdidos. Coge el mejor GPS de la historia sin problema de conexión. La mejor seguridad y orientación a tu lado y en tu vida

“Yo soy el camino" Recorrerlo no es fácil. Es un camino de entrega y búsqueda, de generosidad y constancia, de momentos de alegría y de duda al mismo tiempo, de soledad y compañía, de entrega y esperanza, de fidelidad y conversión... pero es de encuentro con Dios

 Jesus es camino que conduce al Padre, verdad que ilumia a los pu
eblos y vida que renueva el mundo.

María vivió en esta vida las cosas más grandes y sublimes, fue elegida predilecta de Dios en todo momento y el amor de Dios invadía su persona y, por tanto, su vida. María rezaba.

Cuando andamos perdidos, Tú eres el camino, Cuando se extiende la mentira, Tú eres la verdad. Cuando matamos la vida, Tú sigues siendo la vida. María, madre de la vida, acompaña el caminar de sus hijos y cobíjanos en su regazo

“Una gran señal apareció en el cielo: Una mujer vestida de sol, la luna bajo sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas”.

Es muy importante mirar a esa señal. Vivir de una esperanza es vivir de algo que promete Dios y no debemos dejar de mirar a lo que se nos ha prometido.

Es María, esperanza nuestra, es esa señal en el cielo que no hemos de dejar de mirar.

Hoy recordamos a la Virgen María en su advocación de Ntra. Sra. de Fátima. Ella es una poderosa intercesora y sobre todo la gran mujer que supo esperar en el gran día de la esperanza: el Sábado Santo. Supo que la fuerza del amor siempre es más poderosa que la muerte, y que aquella muerte de su Hijo no podía terminar así. Esperar y ser pacientes ante las situaciones adversas es lo que presentamos también a la Madre, junto a los miles de peregrinos que hoy se congregan para rezar en la pequeña villa portuguesa.

Nuestra Sra. de Fátima, ruega por nosotros.

¡El eco de Fátima es actual! Llevemos almas a Jesús, todo es poco, para impulsar la salvación eterna y el retorno del Reino de Luz.

Una oración en el día de la Virgen de Fátima:

Hágase en mí...

aunque no vea claro todo el camino,

aunque parezca que me faltan las fuerzas,

aunque cueste marchar dejando atrás todas las seguridades.

Como María, yo digo: hágase en mí.

 


Yo soy el camino

Yo soy el camino,
la verdad y la vida...
y aquí me tienes.
Un camino que recorrer,
una verdad por anunciar,
una vida para darse.

Yo soy el camino.
Y si me andas,
te garantizo cansancio,
horas de flaqueza,
encrucijadas difíciles,
pero también compañeros,
reposos, risas
y un horizonte infinito.

Yo soy la verdad.
Si me proclamas,
te señalarán,
entre la incredulidad y la mofa,
entre la incomprensión y el rechazo,
pero también sentirás que cantas,
resucitas y anuncias un milagro.

Yo soy la vida.
Si me vives, tendrás lucha,
miedo y cruz,
pero también bienaventuranza,
perdón y resurrección.

(José María R. Olaizola sj)

 



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