Un corazón nuevo
“Había un hombre rico...
y un mendigo llamado Lázaro
estaba
echado en su portal”
(Lc 16,19-20)
El Espíritu mueve a reconocer a Jesús en los desdichados
que están a la puerta.
Cuando nos dejamos guiar con sencillez por él, nos da un
corazón nuevo, solidario.
¿Cuándo superamos
el escándalo de tener ojos que no ven?
Deja que el Espíritu hable por ti.
Espíritu Santo, quiero trabajar en equipo contigo para
poner amor donde no lo hay.
"Nada más
falso y enfermo que el corazón: ¿quién lo entenderá?"
¿Quién nos
comprenderá?
Según crece el
individualismo, crece la locura.
Hemos de romper
con este círculo vicioso al que nos someten, donde nos enloquecen.
Mira a Jesús y
al hermano, y háblales con corazón abierto.
El rico cree no
necesitar a Dios porque con su dinero consigue todo lo que quiere.
Al morir lo
«entierran» y Lázaro «va al seno de Abrahán».
Tal vez ahí
radica la enseñanza.
Lázaro tiene nombre y en última instancia se
siente acogido y amado.
Del rico no se
sabe nada más.
La verdadera
riqueza es la que nos hace más humanos y capaces de compartir lo poco o mucho
que tenemos.
- Señor, que sea sensible a las necesidades de los demás.
- Señor, que sea sensible a las necesidades de los demás.
Dichoso el
hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
Dichoso quien
sigue sus senderos.
Dichoso quien
abre el corazón a su Palabra.
Dichoso quien
hace de su vida, entrega, por amor a sus hermanos.
Quien ama está
siempre atento, disponible y dispuesto para servir.
A entregarse por
completo a la misión que nos dejó Jesús, poniendo la mirada, el corazón y las
manos en el hermano necesitado.
Siéntate al lado
de la cruz, de los crucificados y los lázaros de este mundo.
Comparte su
locura desangrada, sus gritos secos, sus carencias y humillaciones.
Colócate a este
otro lado de la valla.
Todo suena con
otra música, y se te despierta otra sensibilidad y otra mirada.
La sociedad
actual está llena de nuevos pobres, y no sólo por cuestiones materiales …
Busquemos reconfortar su dolor y apaciguar su pena.
Cuántos Lázaros
a nuestros pies echados, de nuestra sociedad desechos y desechados.
A nuestros ojos,
insignificantes e invisibles porque tenemos corazones duros e impasibles.
No es la pobreza
lo que les excluye y mata; es la indiferencia y nuestro no hacer nada.
Sigue habiendo
muchos "lázaros" esperando que alguien les abra la puerta y los
siente a su mesa.
Donde hay
solidaridad y fraternidad se puede tocar y ver el rostro de Dios.
Señor: Sé que no me impides tener, pero sí que sea
insensible.
Señor: Sé que no es malo poder vestir y comer bien, pero sí ser indiferentes ante los que visten andrajos y comen lo que encuentran en basureros.
Señor: Yo te pido derribes el portal que me separa de mis hermanos y me impide ver su realidad.
Señor: No te pido envíes alguien del más allá, sino que sepa escuchar a los que me rodean.
Señor: Sé que no es malo poder vestir y comer bien, pero sí ser indiferentes ante los que visten andrajos y comen lo que encuentran en basureros.
Señor: Yo te pido derribes el portal que me separa de mis hermanos y me impide ver su realidad.
Señor: No te pido envíes alguien del más allá, sino que sepa escuchar a los que me rodean.
Señor: que cada pobre que veo toque mi corazón.
Señor: que cada mal que encontramos en el camino, toque a nuestra puerta.
Señor: que cada mal que encontramos en el camino, toque a nuestra puerta.
Concédeme, Señor, una confianza inquebrantable en Ti y
en tu Providencia.
Que sólo me apoye en Ti y en tu Bondad y así sea
dichoso en esta vida y también eternamente Contigo.
Amén.
“El ejercicio de
la limosna nos libera de la avidez y nos ayuda a descubrir que el otro es mi
hermano: nunca lo que tengo es sólo mío.
Cuánto desearía
que la limosna se convirtiera para todos en un auténtico estilo de vida.
Al igual que me
gustaría que siguiésemos el ejemplo de los Apóstoles y viésemos la posibilidad
de compartir nuestros bienes con los demás”.
(Francisco)
¿Qué se puede comprar con dinero?:
La mejor cama del mundo, pero no el sueño ni la paz.
La más rica comida, pero no el apetito.
Un libro, pero no la inteligencia.
Una casa, pero no un hogar.
El lujo, pero no la belleza.
La medicina más cara, pero no la salud.
El sexo, pero no el amor.
La diversión, pero no la felicidad.
Un crucifijo de oro, pero no la Fe.
Un precioso panteón en el cementerio, pero no el cielo.
Si tenemos fe en Dios , el dinero no lo es todo en la vida.
La mejor cama del mundo, pero no el sueño ni la paz.
La más rica comida, pero no el apetito.
Un libro, pero no la inteligencia.
Una casa, pero no un hogar.
El lujo, pero no la belleza.
La medicina más cara, pero no la salud.
El sexo, pero no el amor.
La diversión, pero no la felicidad.
Un crucifijo de oro, pero no la Fe.
Un precioso panteón en el cementerio, pero no el cielo.
Si tenemos fe en Dios , el dinero no lo es todo en la vida.
No siempre Dios
te da lo que le pides, pero siempre te dará lo que de verdad necesitas.
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