“Haced esto en memoria mía”.
“Antes de la fiesta de la Pascua,
sabiendo Jesús
que había llegado la hora
de pasar de este mundo al Padre,
habiendo amado a los suyos
que estaban en el mundo,
los amó hasta el extremo”
(Jn 13,1).
“Ha llegado la Hora” de la Pascua, la hora del amor, que
se compromete hasta el extremo.
Alrededor de esa
mesa estamos todos, con nuestras fragilidades y pobreza, con nuestros sueños y
nuestras pesadillas.
Convocados por
quien nos quiere hablar de amor.
Otro gesto desconcertante de Jesús, otro más,
rompe todos los esquemas, abre los ojos de esa nueva humanidad que está
naciendo.
Jesús se levanta de la mesa, se quita el manto, toma la toalla, lava
y seca los pies de los discípulos, dialoga, explica lo que hace e invita a
realizar lo que él ha hecho.
“Haced esto en memoria mía”.
¡Qué palabras tan bellas de
Jesús!
¡Qué palabras tan comprometidas!
¡Qué palabras tan cargadas de futuro!
Jesús está en medio de todos como el que sirve.
Jesús seduce,
atrae, cautiva, despierta el deseo de entrar en su corazón y aprender a amar
como Él nos ama.
déjate lavar los pies,
come de su Pan
y bebe su Vino.
Mantente en vela
contemplando su entrega.
“No me lavarás
los pies jamás.”
¿Orgullo?
¿Arrogancia?
¿Atrevimiento?
¿Ignorancia?
¡Qué poco
dejamos que Dios sea Dios y que haga lo que tenga que hacer en nuestras vidas!
Siempre nuestro modo, nuestros tiempos, nuestros lugares…
No aprendemos.
"Si yo os
he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a
otros".
Sigue habiendo
tantos pies que lavar, tanta oscuridad que iluminar, tantas cadenas que romper.
Pan y vino para
el pobre quiero ser.
Fortalece,
Señor, mi poca fe.
Agacharse,
abajarse, encarnarse, empequeñecerse, anonadarse, humillarse.
Son los verbos de
Cristo.
Ninguno está de
moda.
Pero son la
piedra de asiento de la vida, la pasión, la cruz y la resurrección de Jesús.
"Se levantó
de la mesa y se puso a lavarse los pies".
Todo es nuevo.
La Caridad,
hermanos, la Caridad.
Donde hay
Caridad y Amor allí está Dios.
La Caridad nos
asemeja a Dios y nos humaniza.
La Caridad nos
da la verdadera dimensión del hombre y nos torna humildes.
Sólo los humildes
conocen el Amor; se saben amados y exhalan amor.
Nuestra misión
en este mundo es servir, ayudar al otro desde el más pequeño gesto, con amor.
¿Estás dispuesto
a esa entrega generosa y desinteresada?
Oración:
Dios lleno de amor,
asombrados ante tanto derroche de amor,
nos ponemos en tu presencia para adorarte
y darte gracias por tu entrega sin límites.
Sabemos que, si acogemos tu amor,
seremos un don
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