EL AMOR DE DIOS EN JESUCRISTO.
«Esta generación
es una generación perversa»
(Lc 11, 29-32)
Hoy, también nosotros en muchos momentos pedimos signos
que nos hagan ver, descubrir... entender...
Tantas veces pedimos signos que nos den garantía,
certeza, y éstos, están produciéndose.
La cuestión es si sabemos leerlos, interpretarlos,
entenderlos.
Dios no deja de decir.
Quizás no lo veamos o no lo escuchemos
Estamos insertos
en la sociedad de lo virtual, de las tecnologías... y queremos pruebas
evidentes... pero ya tenemos la prueba suprema:
EL AMOR DE DIOS EN JESUCRISTO.
El Misterio Pascual de Jesucristo, su muerte y su
resurrección para la vida del mundo, actualizado hoy en sus discípulos, es el
signo que puede salvar a esta generación, la experiencia de un amor que libera
del pecado y de la muerte.
Él lo es todo... no hay más signo, no hay más señal que
Él, más propuesta que la suya, más vida que la que Él regala, más salvación que
encontrarle.
Es todo y necesita una respuesta de raíz, de vida, de
entrega total y generosa.
¿Cómo ser signo del amor de Dios, manifestado en
Jesucristo, en este tiempo?
En este tiempo
anestesiado donde nada impresiona.. Amarnos como Él nos amó.
Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus
amigos.
Una iglesia pobre junto a los pobres.
Señor, Dios todopoderoso,
tú eres el Padre de todos.
Tú has creado a los hombres
para que vivan en tu casa
y alaben tu gloria.
Abre mi corazón para escuchar tu voz
y, pues me he apartado de ti por el pecado,
haz que vuelva a ti de todo corazón
y te reconozca como Padre,
lleno de misericordia para todos los que te invocan.
Corrígeme para que me aparte del mal
y perdona mis pecados.
Dame la alegría de tu salvación
para que, retornando junto a ti,
me alegre en el banquete de tu casa
ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
tú eres el Padre de todos.
Tú has creado a los hombres
para que vivan en tu casa
y alaben tu gloria.
Abre mi corazón para escuchar tu voz
y, pues me he apartado de ti por el pecado,
haz que vuelva a ti de todo corazón
y te reconozca como Padre,
lleno de misericordia para todos los que te invocan.
Corrígeme para que me aparte del mal
y perdona mis pecados.
Dame la alegría de tu salvación
para que, retornando junto a ti,
me alegre en el banquete de tu casa
ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
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