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Ser buena tierra





"Al que tiene se le dará y tendrá de sobra,

y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene"
(Mt 13, 1-23)




Si siembras con odio, es difícil que recolectes amor.
Acoge la semilla, cuídala, riégala ... y verás su fruto.
Nuestra tarea principal en la vida
es sembrar y sembrarnos como semilla
que  hace crecer el amor en la tierra.
No podemos ser tierra buena si Dios mismo no nos fecunda con la acción de su Espíritu Santo, así como el agua puede hacer fértil al campo donde se siembra.

Para que esto sea posible, tenemos que dejarnos arar, abonar y regar por Él.





Señor Jesús, Tú eres el sembrador y yo la tierra en la que esparces la semilla de tu Palabra. Gracias, Señor, por “perder tu tiempo” conmigo; gracias por darme la oportunidad de acoger tu semilla, de ser feliz, dando fruto abundante.

Señor, te doy gracias, por ser tierra buena, tierra que sería fecunda... si no estuviera llena de espinas. Acojo la semilla de tu Palabra y mil semillas más Señor, dame valor para renunciar a todo lo que me separe de Ti. No permitas que mi corazón se endurezca, como un camino, que no me gane la partida la desconfianza y el escepticismo.

Señor, gracias por todas las personas que son buena tierra, Gracias por los santos, que producen el ciento por uno. Gracias porque también yo, con tu ayuda, doy fruto abundante, Gracias por elegirme para ser sembrador de tu Evangelio.



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