Jesús puede, ten fe.
“Que el alma de María esté en cada uno
para alabar al Señor;
que su espíritu esté en cada uno
para que se alegre en Dios” (San Ambrosio).
"Os digo que ni en
Israel he encontrado tanta fe"
(Lc 7,5)
Un centurión romano, cosa
rara, se había hecho querer por el pueblo ocupado.
Sabía respetar la fe del
pueblo judío.
Pero lo que maravilla a
Jesús es su fe.
¡Qué fe tan bella y tan
confiada!
Todo un estímulo para
ayudar a otros a creer.
Fíjate en la gente que te
rodea.
Quizás hay creyentes de
otras religiones. Respétalos, ámalos, dales tu ayuda.
Mi fe en ti, Jesús, me
lleva a amar a todos.
Cuando ayudo a los
demás se fortalece mi fe.
Que toda la familia
humana crezca, Señor,
en la capacidad de confiar y ayudarse mutuamente.
"Ni en Israel he encontrado tanta fe".
La fe en Jesucristo es
la nota que define nuestro ser cristiano.
Tener fe no es solamente creer
que Dios existe, o que Jesús es el Hijo de Dios.
Para los cristianos
tener fe es creer que Jesús puede curarme, puede salvarme, puede hacerme
plenamente feliz.
¿Has sentido alguna vez
la alegría de sentirte curado por Jesús?
¿deseas con todo
el corazón revivir esta experiencia o experimentarla por primera vez?
Adelante.
Ten fe.
Reza.
Busca a Jesús en la
oración, en tus hermanos.
Está deseando curarte
de eso que tanto te pesa.
"Creo
Señor, pero aumenta mi fe"
La fe no nos encierra,
nos hace abiertos, solidarios.
Aquel centurión no pidió para él, pidió para un
criado, intercedió por él.
Interceder es rezar por el otro, trabajar por el
otro, dar la cara por el otro, dar voz a los que no tienen voz.
Hay muchas personas que
necesitan tu intercesión.
"Gracias Señor por las personas que interceden por mi"
"Gracias Padre por las personas que interceden por los más pobres"
"No dejes nunca Señor que me ahogue en mis problemas"
"Te pido Señor por ... y dame fuerza para trabajar por él"
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