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"Testigo de la verdad"

 


Tú lo dices: soy rey 
 (Jn 18, 33b-37).

Su modo de reinar fue servir, amar hasta el final, perdonar a los que lo mataban. Así es nuestro rey...

Él es un rey 'testigo de la verdad' . Un rey a quien servir no esclaviza sino que libera, no nos llama 'siervos sino amigos'. Un rey que pone delante a los últimos para ser Él quien les sirva. No es de 'aquí' pero ama este mundo y a los que lo habitamos


Cristo reina desde la cruz y con los brazos abiertos. Porque la verdadera realeza no es la ostentación de poder, sino la humildad del servicio. No es la opresión de los débiles, sino la capacidad de protegerlos. Clavado en una cruz, pero, precisamente desde ella reinando sobre el mundo.

El reino de Jesús continúa: "El trono del reino conferido a Cristo no es mortal ni temporal, sino que está extendido por todo el universo; es luz refulgente, que brilla... para siempre e ilumina las almas encendidas mediante su enseñanza celestial" (Eusebio de Cesarea)

No dejes que adoremos el poder y la gloria,

ni el dinero, ni el orden, ni la eficacia,

que tampoco nuestro rey sea el trabajo,

ni la rutina, la comodidad o el bienestar.

No dejes que sigamos adorando otros reyes,

que no se adueñe de nuestra vida nadie,

para que nos mantengamos libres,

siempre, por dentro,

para hacerte a Ti el rey de todo nuestro ser.

Queremos adorarte en todo lo pequeño

y hacernos como niños,

que juegan todo el rato,

que no necesitemos fardar ni presumir,

y que nuestro valor únicamente esté en Ti.

Sé Tú mi Rey, mi vida,

mi ilusión, mi esperanza,

mi motor, mi alegría,

mi misión y mi compañía.


 

 

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