Dos moneditas
Jesús es el que ve a la mujer. Pobre y viuda. Marginada y excluida por ser mujer y viuda. Para Jesús no pasa desapercibida. Echa dos monedillas en el tesoro del templo. Lo que tiene, lo que es. Mucho más que los donativos de quienes tienen, porque ella no da, se da.
Tenemos que darlo todo. Desprendernos de todo y, por tanto, darnos nosotros mismos al otro.
Dar la vida en lo pequeño, en lo que pasa desapercibido... como la viuda en el Templo.
El compromiso al darse implica el desprendimiento que lleva a confiar plenamente en Dios. La viuda, que Jesús observa, da poco y al mismo tiempo es todo. No es importante el ruido que hacen nuestros gestos sino la verdad de los mismos siendo pequeños
La pobre viuda también se siente responsable de ayudar a los demás pobres...y da de lo que necesita para vivir.
Jesús proclama dichosa a esta mujer porque, habiéndolo
dado todo, puede recibirlo todo y así lo que recibió sobrepasó toda medida: Dos
moneditas. En esa ofrenda la vida toda, no por partes ni descuentos. No hace
falta más cuando te das por entero. Y en el examen final una única pregunta
¿Qué hiciste con tus dos moneditas?
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