"El Señor nos llama a ir con Él"
Para elegir a sus discípulos, Jesús se
dirige a los humildes
El Evangelio de este domingo cuenta los
inicios de la vida pública de Jesús en las ciudades y en los pueblos de
Galilea.
Su misión no sale de Jerusalén, es decir del centro religioso, social
y político, sino de una zona periférica, despreciada por los judíos más
observadores, con motivo de la presencia en esa región de diferentes poblaciones
extranjeras; por esto el profeta Isaías indica como "Galilea de las
gentes".
Es una tierra de frontera, una zona de
tránsito donde se encuentran personas de diferentes razas, culturas y
religiones.
Galilea se convierte así en un lugar simbólico de apertura del
Evangelio a todos los pueblos. Desde este punto de vista, Galilea se asemeja al
mundo de hoy: coexistencia de diversas culturas, necesidad de comparación y
necesidad de encuentro.
También nosotros estamos inmersos cada día en una
"Galilea de las gentes", y en este tipo de contexto podemos
asustarnos y ceder a la tentación de construir recintos para estar más seguros,
más protegidos.
Pero Jesús nos enseña que la Buena Noticia que Él trae no está
reservada a una parte de la humanidad, es para comunicar a todos.
Es un feliz
anuncio destinado a cuantos lo esperan, pero también a cuantos quizá no esperan
nada más y no tienen ni siquiera la fuerza para buscar y preguntar.
Partiendo de Galilea, Jesús nos enseña que
ninguno está excluido de la salvación de Dios, es más, que Dios prefiere partir
de la periferia, de los últimos, para alcanzar a todos.
Nos enseña un método,
su método, que expresa el contenido, es decir la misericordia del Padre.
"Cada cristiano y cada comunidad discernirá́ cuál es el camino que el Señor
le pide, pero todos somos invitados a aceptar esta llamada. ¿Y cuál es la
llamada? Salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las
periferias que necesitan la luz del Evangelio". (Evangelii
gaudium, 20).
Jesús comienza su misión no solo desde un
lugar descentrado, si no también con hombres que se les diría de "bajo
perfil".
Para elegir a sus primeros discípulos y futuros apóstoles, no se
dirige a las escuelas de los escribas o de los doctores de la Ley, sino a las
personas humildes y a las personas sencillas, que se preparan con empeño a la
llegada del Reino de Dios.
Jesús va a llamarles allí donde trabajan, sobre la
orilla del lago: son pescadores. Les llama, y ellos le siguen, enseguida.
Dejan
las redes y van con Él: su vida se convertirá en una aventura extraordinaria y
fascinante.
Queridos amigos y amigas, ¡el Señor llama
también hoy!
El Señor pasa por los caminos de nuestra vida cotidiana; también
hoy, en este momento, aquí, el Señor, pasa por la plaza.
Nos llama a ir con Él,
a trabajar con Él por el Reino de Dios, en las “Galileas” de nuestros tiempos.
Cada uno de vosotros que piense: el Señor pasa hoy, el Señor me mira, ¡me está
mirando!
¿Qué me dice el Señor?
Y si alguno de vosotros oye que el Señor le
dice: “sígueme”, sea valiente, vaya con Él; Él no decepciona jamás.
Escuchad en
vuestro corazón si el Señor os llama a seguirlo.
¡Dejemos alcanzarnos por su
mirada, por su voz, y sigámoslo!
“Para que la alegría del Evangelio llegue
hasta a los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz”.
Palabras del Papa en el Ángelus 26-1-14
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