Testigos
«π¬π π¬πππ́ππππ π π ππ ππππ ππ , πππ ππππππ π π ππ π·ππ ππ,
El EspΓritu de la verdad procede del Padre y da testimonio de JesΓΊs. Es fuerza en nuestra debilidad. SabidurΓa en nuestra ignorancia. Consuelo en nuestro abatimiento. ValentΓa en nuestros miedos. Consejero en nuestras incertidumbres. Palabra en nuestro testimonio.
SΓ³lo en el EspΓritu de la verdad podemos encontrar un testimonio riguroso y fiel de JesΓΊs. Hay quien busca agua en pozos secos o anhela encontrarse con el SeΓ±or sin bajar la guardia de mil prejuicios. La humildad nos permite acoger a aquel que sale a nuestro encuentro y nos salva
«LlegarΓ‘ incluso una hora cuando el que os dΓ© muerte pensarΓ‘ que da culto a Dios» La necesidad del EspΓritu de la verdad nos debe llevar a sentir la fuerza de dar un testimonio pleno que nos ayude tanto a vencer el sufrimiento y la persecuciΓ³n, como a conocer el amor de Dios.
Ser testigos de que JesΓΊs vive, es convencerse y testimoniar, que el camino seguro es el dar la vida, como JesΓΊs la dio, viviendo, como JesΓΊs viviΓ³.
Nunca estamos solos
A veces la soledad
es mordiente compaΓ±era.
Asalta, inquieta, duele.
Los muros de dentro
no tienen puertas.
Hay gritos ahogados
que nadie escucha.
La furia, la tristeza,
el desencanto, el miedo.
Oleadas de zozobra
golpean contra un silencio
enmascarado en rutinas.
¿No hay nadie ahΓ?
¿Es nuestra libertad
una condena?
¿CΓ³mo se acarician
las heridas invisibles?
Hasta que una voz
sutil, distinta, nueva,
intenta hacerse oΓr
sobre el fragor
de la tormenta
que te agita.
Yo siempre estoy contigo.
Siempre. Conmigo.
Entonces intuyes
que es verdad,
y el muro interior
se resquebraja,
mientras renace
la esperanza.
(JosΓ© MarΓa R. Olaizola, sj)
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