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«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. 

Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».

(Jn 6,44-51)

 

Es tiempo de acudir a los sacramentos

La iniciativa en el movimiento es del Padre. Escucharlo y aprender de él es la forma de llegar a Jesús.
Somos atraídos para creer en él.
Quien nos da alimento de vida, para la vida del mundo.
Vida, vivo, vivir, lo que más resuena en la Palabra de hoy.

"Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí"
Dos verbos que se nos olvidan en el día a día: escuchar y aprender.
Debemos darnos cuenta que no lo sabemos todo y necesitamos al hermano para escuchar al Padre y aprender en fraternidad.

La Eucaristía es un tesoro, una riqueza, una reliquia pero accesible a todos. Es la medicina perfecta, la efectiva al %100. Es la fuerza de Dios durante nuestro peregrinaje: es vida para el mundo, el que come de este pan no muere sino que vive por siempre.

 

Jesucristo es el Pan de Vida Eterna.
Sólo Él da verdadero sentido a la vida y la lleva a plenitud.
Seamos portadores de esta buena noticia a quienes viven en la oscuridad de este mundo y buscan sentido sin encontrarlo. Dejémonos llevar por el Espíritu sin miedo.

Pan que se reparte y carne de vida que se desgasta y entrega.
Pan que sacia y carne que abraza, que acompaña, cura y cuida. 
Carne que siente, carne que conoce, carne que ama.

El pan que mejor sabe es el que se da con amor.
Todo lo que nace del amor y se da con amor permanece en el tiempo.


 

Jesucristo, vida en abundancia,

Tú soportaste hasta el final

la debilidad de nuestra carne.

 

Tú, rostro humano de Dios,

plenitud de Dios en fragilidad de carne

te anonadaste

hasta convertirte en pan para nosotros.

 

Que vivamos de tu Espíritu

los que comulgamos en tu carne:

que la muerte no venga a agotar

la vida que nos das

y que será plena

por los siglos de los siglos.


 

 

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