Ir al contenido principal

En tus manos


"Las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mí" 
(Jn 10,25)  

Jesús vive una experiencia fuerte de enfrentamiento con las autoridades judías.
No hay manera de entenderse.
Cada uno aporta sus razones.
Jesús apela entonces a las obras, que hablan más claramente que las palabras.
No juegues a vivir.
¡Vive!
Métete en el corazón de la vida.
Actúa con gratuidad; las personas valen mucho más que las cosas.    

Conoce a los hermanos.
Facilita que sigan a Jesús.
Él ofrece vida nueva y eterna, y no permite que nadie perezca.
Nadie arrebata a los que Él pone en las manos de su Padre.
Junto a ellos todos somos Uno.
Vuelve a empezar.
Y afiánzate, bien en Él.

“Mis ovejas escuchan mi voz... 
nadie las arrebatará de mi mano.”


Saber que estoy de tu mano.
Saber que estoy en tus manos.
Saber que voy de tu mano.
Saberlo y vivirlo.



Como Bernabé (Hch 11,19-26), el cristiano de hoy está llamado a ser un hombre de bien, lleno de Espíritu Santo y de fe, liberado de prejuicios, capaz de abrir las puertas a todos y de reconocer la acción de Dios en el pueblo.
Seamos caminantes de caminos nuevos.
  
Te alabo y te bendigo, Jesús.
Tú estás a favor del ser humano, aunque eso te acarree persecución.
Que tu vida atraiga a muchos a seguirte.  

¡El Señor es nuestro pastor, nada nos falta!

 ¿Caminas confiando en su presencia, sintiendo su protección?
Señor, haz que confiemos en ti, que no dudemos de que tú siempre estás junto a nosotros y nos acompañas.
Concédenos la gracia de no preguntar, sino afirmar:

Tú eres el Mesías, el hijo del Dios vivo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

La familia según el papa Francisco

100 consejos de papa Francisco a las familias que se encuentran esparcidos en las catequesis pronunciadas entre diciembre de 2014 hasta septiembre de 2015.   1.   “Permiso”, “gracias”, “perdón”.   En efecto, estas palabras abren camino para vivir bien en la familia, para vivir en paz. Son palabras sencillas, pero no tan sencillas de llevar a la práctica. Encierran una gran fuerza: la fuerza de custodiar la casa, incluso a través de miles de dificultades y pruebas; en cambio si faltan, poco a poco se abren grietas que pueden hasta hacer que se derrumbe (13 de mayo de 2015). 2. La primera palabra es “permiso” (…) Entrar en la vida del otro, incluso cuando forma parte de nuestra vida, pide la delicadeza de una actitud no invasora, que renueve la confianza y el respeto. La confianza, en definitiva, no autoriza a darlo todo por descontado. Y el amor, cuando es más íntimo y profundo, tanto más exige   el respeto de la libertad y la capacida...