Ir al contenido principal

Llámame

“Convertíos y creed en el Evangelio”
(Mc 1, 14-20).


LLÁMAME PORQUE ES MI HORA, SEÑOR
Que, ahora más que nunca, tengo ganas  de conocerte
y, siguiéndote como lo bueno y  noble,
arrojar tantas redes que me  convierten en esclavo.
¡Deseo tanto el encontrarte, Señor!
No pases de largo de la orilla de mi  vida
y si por lo que sea no te respondo,
no dejes de insistir, Señor.
Tal vez, el ruido de la comodidad,
me impide salir o saltar con rapidez  a tu camino
Tal vez, la seducción de lo fácil,
no me deja escuchar la dulzura de tu  voz
Tal vez, mi mundo y mis caprichos,
me confunden y me mantienen en un  mar sin fondo
en una habitación sin más vida que  lo efímero
en una realidad que, mañana, ya no  existirá.

¡LLÁMAME  PORQUE ES MI HORA, SEÑOR!
Porque tengo miedo de que pases de  largo
de que, viéndome tan ocupado en lo  mío,
no quieras contar conmigo
Porque tengo miedo de que ilusionado  por lo que veo
no distinga lo grande que es tu  Reino
Porque tengo miedo de que amarrado  en mis redes
no pueda soltarme a tiempo de ellas
y ser libre contigo para siempre.

¡LLÁMAME  PORQUE ES MI HORA, SEÑOR!
Que, hoy más que nunca, me siento  Iglesia
Que, hoy más que nunca, creo y  espero en Ti
Que, hoy más que nunca, quiero dejar  algo por Ti
Que, hoy más que nunca, deseo ser  pescador
de otros mares y en otros puertos
Como padre o madre, sacerdote o  labriego,
profesor o anciano, niño o joven,  estudiante o contemplativo
arquitecto o religiosa, obrero o  empresario…
Pero siempre contigo, Señor.
¡Contigo y por tus mares!

Javier Leoz

Comentarios

Entradas populares de este blog

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

La familia según el papa Francisco

100 consejos de papa Francisco a las familias que se encuentran esparcidos en las catequesis pronunciadas entre diciembre de 2014 hasta septiembre de 2015.   1.   “Permiso”, “gracias”, “perdón”.   En efecto, estas palabras abren camino para vivir bien en la familia, para vivir en paz. Son palabras sencillas, pero no tan sencillas de llevar a la práctica. Encierran una gran fuerza: la fuerza de custodiar la casa, incluso a través de miles de dificultades y pruebas; en cambio si faltan, poco a poco se abren grietas que pueden hasta hacer que se derrumbe (13 de mayo de 2015). 2. La primera palabra es “permiso” (…) Entrar en la vida del otro, incluso cuando forma parte de nuestra vida, pide la delicadeza de una actitud no invasora, que renueve la confianza y el respeto. La confianza, en definitiva, no autoriza a darlo todo por descontado. Y el amor, cuando es más íntimo y profundo, tanto más exige   el respeto de la libertad y la capacida...