Ir al contenido principal

El anuncio alegre del perdón




“Vete primero a reconciliarte con tu hermano, 
y entonces vuelve a presentar tu ofrenda” (Mt 5,24)   

Jesús dice: si vas a un acto religioso y, al acercarte, recuerdas que hay alguien que tiene quejas justificadas contra ti, no entres en la iglesia, no te acerques al altar, no te ampares en la religión (y menos, en Dios).  No. 
Lo primero es que vayas y te pongas en paz con la persona a la que has ofendido, a la que no le has pagado, a la que has maltratado...   
Y cuando hayas cumplido con tu semejante, entonces ve a misa, al bautizo, al rezo...
Lo primero: ponerse a bien con el otro, hasta descubrir que es hermano.    
Antes de programar, lo primero es el otro.   
 La reconciliación con el otro hace verdadera la relación con Dios.    
No te duela gastar tiempo en esto.   
Solo construyendo puentes, podrás ir a la otra orilla.   
Opta por la reconciliación y hazlo con gozo. 
En la reconciliación se te otorga una identidad mayor. Reconcilia, Señor, nuestro corazón.   
Que tu música la puedan oír los que están cerca.

“Ha llegado de nuevo para la Iglesia el tiempo de encargarse del anuncio alegre del perdón” (MV 9). 
 
Lo nuclear de nuestra fe cristiana es saber que Dios nos ama.
Es lo que siempre queremos oír.  
El infierno es no amar.   
Si hoy extendemos la mano para tender puentes de reconciliación, podremos presentar nuestra ofrenda al caer de la tarde.  
 
La bondad cristiana no consiste sólo en no perjudicar a los demás.   
Sino en buscar continuamente lo que hace bien, el crecimiento de la fraternidad y lo que contribuye a propagar la bondad.   
Este modo de actuar no conoce límites, siempre se puede ir a más.   
La plegaria y el culto de la comunidad deben movernos a ser portadores de paz y reconciliación, a tener como objetivo la construcción de un mundo más humano según el deseo de Dios.

- Te pedimos perdón, Señor, porque a veces nos quedamos en un cristianismo de mínimos.   
¡Ayúdanos a abrirnos a los horizontes del Evangelio!

Comentarios

Entradas populares de este blog

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

La familia según el papa Francisco

100 consejos de papa Francisco a las familias que se encuentran esparcidos en las catequesis pronunciadas entre diciembre de 2014 hasta septiembre de 2015.   1.   “Permiso”, “gracias”, “perdón”.   En efecto, estas palabras abren camino para vivir bien en la familia, para vivir en paz. Son palabras sencillas, pero no tan sencillas de llevar a la práctica. Encierran una gran fuerza: la fuerza de custodiar la casa, incluso a través de miles de dificultades y pruebas; en cambio si faltan, poco a poco se abren grietas que pueden hasta hacer que se derrumbe (13 de mayo de 2015). 2. La primera palabra es “permiso” (…) Entrar en la vida del otro, incluso cuando forma parte de nuestra vida, pide la delicadeza de una actitud no invasora, que renueve la confianza y el respeto. La confianza, en definitiva, no autoriza a darlo todo por descontado. Y el amor, cuando es más íntimo y profundo, tanto más exige   el respeto de la libertad y la capacida...