Muéstrame, amor de mi alma, dónde pastoreas
«¿Dónde
pastoreas, Pastor bueno, tú que cargas sobre tus hombros a toda la grey?
Muéstrame el lugar de tu reposo, guíame hasta el pasto nutritivo; llámame por
mi nombre, para que yo escuche tu voz, y tu voz me dé la vida eterna.
"Muéstrame, amor de mi alma, dónde pastoreas".
Te nombro de este modo porque
tu nombre supera cualquier otro nombre y cualquier inteligencia; de tal manera
que ningún ser racional es capaz de pronunciarlo o de comprenderlo.
Este
nombre, expresión de tu bondad, expresa el amor de mi alma hacia ti. ¿Cómo
puedo dejar de amarte a ti, que de tal manera me has amado
que has entregado
tu vida por mí?
No puede imaginarse un amor superior a este: el de dar la vida
para mi salvación».
(S. Gregorio de
Nisa. Homilía 2 sobre el Cantar de los Cantares)
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