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Luz en medio del mundo

 


"Mis ojos han visto a tu Salvador". 

 (Lc 2,22-40)

 

En el ecuador del invierno, cuando la luz se hace más visible y la primavera se siente más cercana, celebramos la Presentación de Jesús, Luz verdadera que alumbra a todo hombre, Sol que nace de lo alto renovando una y otra vez la vida y haciendo renacer nuestra esperanza.

Hoy nos presentamos a ti, Señor, de la mano de María, para que nos transformes en luz en medio del mundo...

Hoy, la Santísima Virgen María nos presenta a su Hijo Jesucristo –Dios de Dios y luz de luz– hecho hombre por amor, que, con su muerte y resurrección, ilumina nuestras tinieblas y nos conduce a la vida.

 


Con Jesús podemos ser buena noticia para los tristes, los perdidos, excluidos y olvidados. Él pone luz en los rincones oscuros del corazón y la vida. Hay mucha gente esperando una palabra amable, una mirada que dé confianza, un corazón que escuche sin juzgar, un abrazo que acoja.

Señor, eres el único capaz de disipar todas las tinieblas del mundo y de nuestro corazón: la oscuridad del odio, del miedo, del pecado y de la muerte; las tinieblas de nuestros complejos, desesperanzas, angustias, quebrantos y frustraciones.

Señor, ayúdame a quitar de mi vida todo lo que suponga la oscuridad del pecado y de la pérdida de la gracia.

 Hoy el Evangelio nos habla de la alegría que produce el encontrarse con el Señor. Una alegría que no está exenta de dolor... Sólo dos personas lo reconocieron... Simeón y Ana reconocen en Jesús al Mesías, personas de Dios, que saben mirar profundo, que han estado buscando y esperando este momento, que miran y escuchan con el corazón.

 Simeón es impulsado por el Espíritu para ir al templo. Se deja llevar y se encuentra con María, José y el niño. Ana, no se apartaba del templo, sirviendo a Dios. Dos formas de estar, dos maneras de esperar. Dios busca el encuentro. Aprendamos  de ellos a buscar, esperar, mirar y escuchar. Todo es cuestión de mirada... Y tú, ¿dónde tienes puestos tus ojos?

 

Celebramos hoy el día de la vida consagrada. Agradecemos de corazón que Dios siga llamando a hombres y mujeres en todo el mundo para estar cerca del Salvador y poder ser testigos de su luz. Luz que alumbra todas las oscuridades de la vida y llena de gloria y de sentido cada paso del camino.

 


Formas de esperar

Hay una espera forzada,
impaciente, ansiosa.
El calendario se congela.
El humor no mejora.
La inquietud se desborda
con cada gota de frustración
que cae en un vaso ya rebosante
El tiempo conspira
para negarte el futuro.

Existe otra forma de esperar.
La de quien se fía de las promesas
y convierte el reloj en mensajero,
cuyo avance, inexorable,
terminará trayendo el mañana,
tan deseado.
La de quien sonríe al presente,
por sombrío que parezca,
sabiendo
que la última y mejor palabra
está aún por decirse.

Hay quien logra
convertir el desasosiego
en esperanza.


(José María R. Olaizola, sj)


 

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