En todo momento

 


"¿Cómo es que estáis aquí 
el día entero sin trabajar? 
Le respondieron: Nadie nos ha contratado. 
Él les dijo: Id también vosotros a mi viña." 
(Mt 20, 1-16)
 
Hoy el Evangelios nos invita a ver que la “lógica” divina 
va mucho más allá de la lógica meramente humana
 
Al inicio de la vida o al atardecer, EN TODO MOMENTO, 
Dios nos llama a ser su voz, sus oídos, 
su mirada, para nuestros hermanos.
 
La Llamada forma parte de los designios de Dios.
Él llama en distintos momentos.
Unos llegan antes y otros después.
Quizá la cuestión no sea cuando llama, 
sino cuando la persona está preparada para responder, 
porque la llamada es desde siempre y para siempre.
 
Jesús nos llama a todos y su llamada es irreversible.
Puede que nuestras vidas a los ojos del mundo 
no sean valiosas o cualificadas.
Pero a los ojos de Dios nadie sobra o es inútil.
Todos tenemos sitio en su viña.
No busca la utilidad o el rendimiento, 
sino que nos sintamos valiosos y queridos.
 
Sentir la llamada y responder.
Dejarse encontrar por Él y salir hacia 'la viña'.
Aceptar su salario y trabajar en su campo.
No importa el momento, ni la hora, 
lo que importa es el encuentro con Él, 
escuchar su llamada y responder con nuestra vida.
 

Dios nos llama a todos a trabajar en su viña.
No importa si estamos en el amanecer 
o en el atardecer de nuestra existencia.
Lo importante es que escuchemos su voz 
y nos dispongamos a colaborar con él en su proyecto 
de construir una sociedad humana más justa y solidaria.
 
"Vas a tener envidia porque soy bueno".

Aún no nos hemos enterado de que la lógica de Dios 
no es nuestra lógica (a Dios gracias...).
¿Es de locos?
Las mejores personas lo están...
¡Bendita locura!
 
Es una gran suerte y un gran premio, vivir desde el principio conociendo a Dios, gustar y disfrutar, 
desde apenas amanecido el día, de la amistad con Jesús
 
Gracias, Señor, por contar con nosotros, 
por tomarnos en serio, 
por permitirnos estar en tu presencia.
             Ayúdanos a perseverar en tu servicio 
todos los días de nuestra vida. 
Amén.
 
Cuánto nos falta para poder comprender 
la infinita bondad de Dios.
Su justicia es la misericordia y dista mucho de la justicia humana.
Nadie le gana en generosidad.
Hasta nos escandaliza la gratuidad de su amor.
 

 
 
 
Curiosa forma de pagarnos
 
Me descolocaba tu justicia extraña,
esa forma de medir
que olvidaba las horas trabajadas.
Me enfadaba con los que hicieron menos,
creyeron menos, sacrificaron menos,
y me indignaba contigo, que parecías no ver nada.
Intentaba negociar mejor paga,
algún reconocimiento,
una que otra medalla.
Me dolía lo injusto de tu salario.
Me extrañaba lo ilógico de tus premios
Me mordía –reivindicación y envidia–
la suerte de los jornaleros de la última hora.

Hasta el día en que yo fui el último,
el más zoquete,
el más frágil,
el más malo,
el más amado
…y empecé a entender.


José Mª Rodríguez Olaizola, sj
 

 

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