Ir al contenido principal

Pan Partido

 


"La gente comió hasta quedar saciada" 
Mc 8, 1-10

 

Jesús vuelve a estar rodeado de gente, que no tienen que comer. Se compadece de ellos. Pide a sus discípulos panes. Los siete panes que ellos ponen, en sus manos, sacian a todos y sobran. Es el milagro del compartir. Jesús cuenta con nuestros “panes”. ¿Los damos?

La compasión lleva a la acción. Él nos enseña que no podemos mirar para otro lado ni pasar página ante la injusticia, discriminación, desigualdad... que hay en nuestro mundo. Damos lo que somos, no solo lo que tenemos, para servir a los demás.

Da a Jesús todo lo que tienes, todo lo que eres. Jesús se encargará de multiplicar su bondad en ti. Confía, siempre.

Una de las señales más evidentes de la presencia de Jesús entre lo humano es la sobreabundancia. Dios nos lo regala todo "sin medida". Su Espíritu es derramado sin medida. Tanto nos ama que nos dio a su Hijo único. Alegría sin fin. Exuberancia de vida y amor.

La clave es compartir. Equilibrar la balanza en un mundo donde unos tienen mucho y otros, nada. Así habrá para todos. Jesús se parte, se entrega para que todos tengamos vida en abundancia. La Iglesia, que es también su Cuerpo, ha de alimentar hoy a los hambrientos de pan y paz.

Alimenta la vida el compartir, el escuchar… el ser compasivo, misericordioso...  saber comunicar la palabra del Evangelio y compartir la vida en Eucaristía

 

 

 

 

Seamos pan partido para los hambrientos; alegría profunda para los tristes; bálsamo sanador para los enfermos; hogar acogedor para los refugiados; libertad para los oprimidos; consuelo para los que sufren; esperanza para los cansados... Seamos Evangelio vivo. Seamos Eucaristía.

“Compasión, compartir, Eucaristía. Este es el camino que Jesús nos indica en este Evangelio. Un camino que nos lleva a afrontar con fraternidad las necesidades de este mundo, pero que nos conduce más allá de este mundo, porque sale de Dios y vuelve a Él. La Virgen María, Madre de la divina Providencia, nos acompañe en este camino.» (Papa Francisco)

Señor Jesús,
 gracias por tu corazón compasivo,
 un corazón que nunca pasa de largo
 que siente nuestras hambres más profundas
 y nos ofrece gratis el mejor alimento.


 Jesús Resucitado,
 gracias por compartir con nosotros
 el pan bendito de tu vida nueva,
 el vino bueno de la alegría eterna,
 el agua fresca de la esperanza cierta.


 Señor nuestro,
 danos un corazón como el tuyo,
 un corazón cercano y generoso
 para compartir el pan, el vino y el agua
 con todos los hambrientos del camino.


 

El pan de la Eucaristía es pequeño y poco.
Cabe en unos copones. Pero llega a todos.
Tal vez yo no pueda dar de comer a todos, pero podemos dar a algunos.
El pan que a mí me sobra no es mío.
Le pertenece a ese hambriento que pide limosna.

Señor: que sepa ver el hambre del mundo.
Señor: que me duelan las entrañas al ver tanta hambre.
Señor: que sepa compartir mis siete panes.
Señor: te dejo que luego tú hagas el milagro.

La Eucaristía es el “sacramento de la presencia de Jesús”.
La Eucaristía es el “sacramento de la comunión con él”.
La Eucaristía es el “sacramento de la comunión con los demás”.
La Eucaristía es el “sacramento del pan compartido”.
La Eucaristía es el sacramento de pan que se comparte.
La Eucaristía es el sacramento del pan que se hace comunión, no del pan que se guarda y se endurece en el egoísmo de nuestro tener.

Por eso “celebrar la Eucaristía” es: “ver que mucha gente que no tienen que comer”, “es sentir lástima de la gente con hambre”,
“es preguntarnos cuánto tenemos y ponemos a disposición de los que tienen hambre.

Celebrar la Eucaristía es “compartir la comunión con Dios”.
Celebrar la Eucaristía es “compartir con los demás”.


Pan para saciar
el hambre
de todos.
Amasado despacio,
cocido en el horno
de la verdad hiriente,
del amor auténtico,
del gesto delicado.

Pan partido,
multiplicado al romperse,
llegando a más manos,
a más bocas,
a más pueblos,
a más historias.

Pan bueno,
vida
para quien yace
en las cunetas,
y para quien dormita
ahíto de otros manjares,
si acaso tu aroma
despierta en él la nostalgia
de lo cierto.

Pan cercano,
en la casa que acoge
a quien quiera compartir
un relato,
un proyecto,
una promesa.

Pan vivo,
cuerpo de Dios,
alianza inmortal,
que no falte
en todas las mesas.

                                                                                                                                        (J.M.R.Olaizola)


 

 

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

La familia según el papa Francisco

100 consejos de papa Francisco a las familias que se encuentran esparcidos en las catequesis pronunciadas entre diciembre de 2014 hasta septiembre de 2015.   1.   “Permiso”, “gracias”, “perdón”.   En efecto, estas palabras abren camino para vivir bien en la familia, para vivir en paz. Son palabras sencillas, pero no tan sencillas de llevar a la práctica. Encierran una gran fuerza: la fuerza de custodiar la casa, incluso a través de miles de dificultades y pruebas; en cambio si faltan, poco a poco se abren grietas que pueden hasta hacer que se derrumbe (13 de mayo de 2015). 2. La primera palabra es “permiso” (…) Entrar en la vida del otro, incluso cuando forma parte de nuestra vida, pide la delicadeza de una actitud no invasora, que renueve la confianza y el respeto. La confianza, en definitiva, no autoriza a darlo todo por descontado. Y el amor, cuando es más íntimo y profundo, tanto más exige   el respeto de la libertad y la capacida...