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La alegría del encuentro con Jesús.




“El Reino de los cielos se parece 
a un tesoro escondido en el campo” 
(Mt 13,44)

Quien ha encontrado el tesoro del reino en su interior, no se conforma con baratijas.

Hay personas y proyectos en la vida por las que merece la pena quemar las velas y apostar todo.
¡Qué suerte encontrarlos!

Hay tesoros que valen el corazón

Vivamos la alegría del Evangelio y del encuentro con Jesús.
Muchas veces pensamos que esto impone una renuncia y un sacrificio.
Pero es lo contrario: es encontrar la cosa más valiosa, por la que con alegría y de prisa vamos a poner todo el corazón y toda la vida

Los valores que cultivamos en nuestro corazón, son lo que vivimos y trasmitimos a los demás. Cuida lo que piensas, las palabras que pronuncias, lo que dejas crecer en tu interior.
Busca el bien, lo bello, lo bueno, lo que hace la vida más amable.

La solidaridad es un valioso campo por cultivar donde pueden crecer buenos frutos.
La paz es una perla fina que crece en el corazón que acoge a Dios y se deja sanar por él.

¡Cómo le gustan a Jesús las personas que buscan!
Su búsqueda les hace estar abiertos, perforar la vida cotidiana en busca de lo esencial.
Al riesgo le sale al paso la alegría.
Serás joven mientras busques, mientras preguntes, mientras te sorprendas.
Si estás de vuelta de todo, compadécete de tu alma de viejo.
Que no me canse nunca de buscarte, Señor.
Que no deje de entrar más adentro, en la espesura de tu amor. 

Señor, hazme descubrir el valor de la amistad que me ofreces, inclina mi corazón a las cosas que de verdad son importantes no dejes que entregue mi vida a causas que no merezcan la pena.
Gracias por el tesoro de la fe, de la oración, de la amistad...
Hazme capaz de darlo todo por la perla preciosa del Evangelio

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