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Mi tesoro

 


“Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón”.  

(Mt 6, 19-23).

Los tesoros de la tierra son caducos, se corrompen y se pueden perder. Hacernos con tesoros que permanecen poniendo nuestro corazón en lo eterno, lo auténtico, lo que nada ni nadie nos puede quitar. Dios es el único tesoro que llena nuestra vida de luz y sentido

Abramos el corazón a los que sufren, a los que no tiene nada y el tesoro comenzará a tener nombres, a llenarse de historias y de vida. El verdadero tesoro se hará realidad en nosotros si cambiamos el corazón.

"Benedicto XVI utilizó una hermosa imagen para definir el corazón del discípulo: "un corazón que ve". El discípulo, iluminado por la luz del Evangelio, sabe discernir el verdadero tesoro de la vida." (Vincenzo Paglia)

 

Yo había pedido a Dios la fuerza para alcanzar el éxito,

pero él me hizo débil a fin de que aprenda humildemente a obedecer.

Yo había pedido la salud para hacer grandes cosas,

pero él me dio la enfermedad para que pueda hacer cosas mejores.

Yo había pedido el poder para poder ser apreciado por los hombres,

pero me dio la debilidad para que experimentara la necesidad de Dios.

Yo había pedido la riqueza para ser feliz,

pero me ha dado la pobreza para que pueda ser prudente.

Yo había pedido un compañero para no vivir solo,

pero me dio un corazón para que pueda amar a todos mis hermanos.

Yo había pedido cosas que pudieran alegrar mi vida,

pero he recibido la vida para que pueda gozar de todas las cosas.

Yo no he obtenido nada de lo que había pedido,

pero he recibido todo cuanto había esperado.

Casi a pesar de mi mismo,

mis plegarias informuladas

han sido escuchadas.

Yo soy, entre los hombres, el más ricamente colmado.

 


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