Vida de la buena



 “Esta es la voluntad del Padre: 
que todo el que ve al Hijo tenga vida eterna”. 
(Jn 6, 35-40).

Jesús es un Todo con el Padre.
El Padre le da, y él lo acoge.
El Padre lo ha enviado, y él hace su voluntad.
Quien ve al Hijo y cree en él, tiene vida eterna y la resurrección en el último día.
Ver, creer, hacer la voluntad del Padre, es la invitación para hoy .
El sueño de Dios: saciar la sed profunda del ser humano y que nadie se pierda de su abrazo.
La voluntad de Dios es dar vida, darnos vida, darnos su propia vida.
En tiempos de planes, objetivos y líneas de acción, rescatemos la sencillez del Evangelio: Salvar a todos y no perder a ninguno es el "programa" pastoral de Jesús. Ser pan de vida para un mundo hambriento de sentido.

Gracias por ser pan.
Haznos pan, Señor.
Gracias Señor por la Eucaristía

Damos gracias a Jesús por ser nuestro Pan y le pedimos que también nosotros seamos pan…



Gracias Señor, porque en la última cena
partiste tu pan y vino en infinitos trozos,
para saciar nuestra hambre y nuestra sed…

Gracias Señor, porque en el pan y el vino nos entregas
tu vida y nos llenas de tu presencia.

Gracias Señor, porque nos amaste hasta el final,
hasta el extremo que se puede amar:
morir por otro, dar la vida por otro.

Gracias Señor, porque quisiste celebrar tu entrega,
en torno a una mesa con tus amigos,
para que fuesen una comunidad de amor.

Gracias Señor, porque en la eucaristía nos haces UNO contigo,
nos unes a tu vida, en la medida en que estamos
dispuestos a entregar la nuestra…

Gracias, Señor, porque todo el día puede ser una preparación
para celebrar y compartir la eucaristía…

Gracias, Señor, porque todos los días puedo volver a empezar,
y continuar mi camino de fraternidad con mis hermanos,
y mi camino de transformación en ti.



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