Comunión



"Que sean completamente uno" 
(Jn 17,20-26)

La unidad fortalece, construye, da fundamento a nuestra humanidad. 
Cuidado con la uniformidad.
La unidad enriquece en la diversidad.

El modelo de nuestra unidad es el amor que une al Padre y al Hijo.
No se trata de seguir reglamentos ni consignas; la Iglesia nunca será un grupillo ni una camarilla

El Espíritu Santo hace posible la comunión entre aquellos que son diversos. 
Reuniendo lo que el pecado divide y separa, muestra la belleza de la acción de Dios en su Iglesia, el signo por el que mundo creerá.

Tanto amor derramado entre nosotros, que irremediablemente ha de ser compartido.
La eternidad de lo entregado

El mundo tiene necesidad de hombres y mujeres llenos de Espíritu Santo. 
Tiene necesidad del valor, de la esperanza, de la fe y perseverancia de los discípulos de Cristo.

Llamados a ofrecer, compartir su Nombre y su Evangelio de alegre Salvación, como lo hizo la Madre del Cenáculo, María, y así se pueda cumplir su:
"Ruego por los que crean en mí".

Señor, tu espera que viva como los primeros cristianos, difundiendo mi fe, siendo un solo corazón y una sola alma con los demás.
Quiero corresponderte hablando siempre bien de los demás, y buscando siempre construir, nunca destruir, lo que me lleve a una unidad sincera con los demás.   

Señor, por ser fiel a ti,
por respeto a los hombres y las mujeres,
mis hermanos, que buscan razones
para vivir y para creer, quiero dejarme amar
como tú haces con tu Padre;
quiero ponerme confiadamente en
las manos del Padre que es
fuente de vida abundante
y verdadera.



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