Dar gracias



«Levántate, vete; tu fe te ha salvado» (Lc 17,19)

Lucas acentúa el contraste entre los nueve judíos, que después de su curación van a cumplir con la ley pero se olvidan de la gratitud, y el samaritano que vuelve a darle gracias a Jesús. 
Nosotros también, con frecuencia olvidamos agradecer los dones recibidos.
No olvidemos que el amor de Dios llega a nosotros normalmente por medio de la gente que se preocupa de nosotros y nos ayuda.  

En el camino de mi vida me ofreces tu gracia salvadora.
Abre mi fe a la confianza.
Dame un corazón agradecido.    

Un corazón agradecido es más feliz


Dar las gracias a Dios es más importante que pedir.
Él sabe lo que necesitamos y nos llena de su Amor desde el Espíritu Santo. 
Pidamos menos (y lo que pidamos que sea para los demás), confiemos más, y hagamos su voluntad con el corazón agradecido.

Una de las actitudes que ponen de manifiesto la grandeza del hombre es la de ser agradecido.
¡Tantas cosas por las que dar gracias!
A Dios, a la vida, al otro.


"Gracias, Señor, por la aurora y por el nuevo día.
Gracias por el sol que nos calienta e ilumina.
Gracias por la luna que alivia oscuridades.
Gracias por el viento, los árboles, los animales...

Gracias por la casa que nos acoge y protege.
Gracias por las sábanas, las toallas y los pañuelos.
Gracias por poder vestir cada día ropa limpia.
Gracias por el agua que brota en cada grifo.
Gracias por los alimentos de la despensa y la nevera.
¡Cuántas cosas tenemos, Señor, y a veces no somos conscientes!

Y sobre todo, Señor, gracias por tu amistad, tu perdón y tu compañía.
Gracias por el cariño de los amigos y la familia.
Gracias por las personas que hoy me ayudarán a sonreír y a seguir adelante.
Gracias por las personas a las que hoy podré amar y servir.

Gracias ...

La belleza y valentía de la fe que da gracias salva y limpia nuestras lepras.
El milagro es para todos.
Confía, da en primer lugar gracias que Él obrará el milagro en el camino de tu vida.

Padre de misericordia, Tú nos levantas de toda tristeza y depresión, que cada día escuchemos tu poderosa voz que nos dice "levántate, tu fe te ha salvado".


Ten compasión de nosotros
Ten compasión de nosotros, Señor, si andamos en tinieblas.
Si nos ves atrapados en las redes del dominio,
del poder, del odio, o de la mediocridad.
Si estamos sordos a tu evangelio, o ciegos al hermano.
Ten compasión de nosotros cuando equivoquemos las metas.
Cuando nos asuste el prójimo.
Cuando el corazón sea indiferente a quien sufre.
Ten compasión si dejamos que el orgullo nos encadene.
Si nos hacemos ídolos con nuestro propio reflejo.
Si convertimos la profecía en desprecio, o la oración en fariseísmo.
Acaricia nuestras llagas, bendice nuestros pasos, acompaña nuestras luchas.
Llegará un día en que todo estará bien.


(Rezandovoy)


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